“Venezuela Medieval”
Ha sido tanto el deterioro social y espiritual del país en éste desgobierno que impera desde hace ya un buen rato, que prácticamente es legítimo hablar de una auténtica tragedia histórica. La inseguridad ha dejado de ser un tema abstracto hasta convertirse en algo cotidiano y desalentador. La paz civil es una mera formalidad teórica que la realidad urbana se encarga de negar a cada rato con su epidemia de secuestros, extorsiones, robo de bienes materiales hasta llegar al mismo sicariato. La desvalorización de la vida humana dentro de un contexto de violencia desatada como consecuencia de una pobreza galopante: esa es la actual realidad de los venezolanos. Vivimos asustados y con ganas de huir, aunque muchas veces, ni siquiera sabemos adónde.
Una nueva barbarie se ha instalado en ésta Venezuela, hoy saqueada por la nueva hegemonía política en ciernes, tan inepta y rapaz, como sus predecesoras, aunque más culpable aún, por ser la responsable de la actual violencia desatada y el arribo de una nueva Edad Media.
En la Edad Media europea (siglos V-XV) se vivió bajo el signo de la anarquía y el miedo. Sin instituciones permanentes, salvo una Iglesia romana, intermitente en sus acciones, la gente se organizaba para la autodefensa erigiendo bastiones y fortalezas en las cuales resguardarse. Al señor feudal, dueño de castillos y burgos, se le pagaba para obtener la protección debida ante los malhechores de ese entonces. La línea divisoria, entre buenos y malos, en realidad fue muy tenue, y los roles se intercambiaban a cada rato. Poca diferencia hay entre un campesino medieval que dejaba la mitad de su cosecha y haberes al mandón de su comarca a cambio de protección, y un ciudadano de la Venezuela actual que prefiere ser extorsionado por alguna de las muchas bandas que roban vehículos porque no confía en los cuerpos policiales o no tiene como pagar el “seguro”. Al final, el clima se vuelve asfixiante y se vive al límite en un estado de sobre alerta constante.
El paisaje urbano contemporáneo actual es de fácil descripción: ciudades con sus estructuras: casas, edificios, parques, plazas, centros comerciales y vialidad, más o menos consolidados, rodeados de un cinturón de miseria apabullante y amenazador. Quienes viven en los barrios no son delincuentes declarados, aunque no hay duda que el bienestar de unos pocos produce la envidia y el descontento social, con ánimo de revancha, en los muchos de los que están condenados por la pobreza, y no vislumbran los medios para salir de ella.
Mientras unos sobreviven alrededor del rancho, los otros se amurallan con cercos eléctricos y muros cerrados. La convivencia social prácticamente está quebrada y los espacios públicos cada vez más restringidos. Se vive a riesgo y de manera asustada en ésta nueva Venezuela medieval.
Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
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