“La historia debe usarse de manera didáctica para evitar errores del pasado”
12-05-2010.- Historiadores, embajadores y periodistas, reflexionaron acerca del bicentenario de la independencia de Venezuela y otros países de la región. Algunos de ellos, concluyeron que absolutamente todos los regímenes totalitarios han resultado negativos.
Durante el Foro Venezuela 2010, Jornada de Reflexión Bicentenario, 200 años de Independencia de América Latina, se escucharon a personalidades del mundo de la academia, medios y diplomacia, hablando sobre la historia y sus apreciaciones acerca de lo ocurrido en distintas épocas.
El evento fue organizado por el Instituto de Altos Estudios de América Latina y el Centro de Estudios Estratégicos, ambos de la USB, en conjunto con la Gobernación de Miranda y Venezuela Positiva, con el apoyo del Decanato de Estudios Generales; se desarrolló del 28 al 29 de abril, en cuatro sesiones, a través de las cuales abarcaron varias aristas del proceso, entre ellas el tema de la opinión pública, la energía y el desarrollo económico.
El historiador José Alberto Olivar se centró en la ruptura Gómez-Castro en 1908 y recordó lo vivido en esa época y lo importante que es conocer el pasado para no repetir malas experiencias.
“Estamos viviendo momentos difíciles pero no nos debemos cegar. Los venezolanos que vivieron y los que conocemos lo que fue el régimen de Castro y Gómez, podemos estar descontentos, cansados del totalitarismo y la concentración del poder, pero no podemos apoyar a la primera persona que llegue al poder con propuestas de cambio, sin exigirle limites. La historia debe ser utilizada de manera didáctica para abrir los ojos y evitar cometer los errores del pasado”.
Un ejemplo del apoyo ciego a nuevos líderes políticos que terminó en dictadura fue el período de Gómez-Castro, porque en esa época la sociedad venezolana a pesar de estar clara en no querer el continuismo en el poder y prohibir la reelección, aceptó a Gómez sin reparos ni exigencias, dado el desespero de iniciar un mejor período.
“Gómez se aprovecha de las circunstancia y prácticamente se lanza sin oposición, rodeado de lo mejor de la clase intelectual de aquella época, llegando a reunir un gran consenso, pues muchos venezolanos aplaudieron la llegada de Gómez al poder, incluso el escritor Rómulo Gallego lo calificó como el ‘milagro político’, pero esa luna de miel duró 4 años”. Esto lo refleja la prensa de ese tiempo.
Una cita de un diario de la época, que describe ese sentimiento de apoyo reza lo siguiente: “La nación amaba de antemano al General Gómez, porque había descubierto en él un fondo sano, una voluntad hecha para el bien, un temperamento austero y justo; lo amaba así, de lejos, en aquellos días de prueba, envolviéndolo silenciosamente en un manto de cariño general”.
El cambio, dijo, también quedó reseñado en la prensa que describía cómo “aquel rayo de esperanza se convirtió en horrible decepción”.
Todos los dictadores son malos
Carlos Alarico Gómez, historiador y periodista de amplia trayectoria, se enfocó en el golpe de Estado que realizaron los mantuanos en 1810 contra el régimen español instalado en Venezuela. En su opinión, la actitud sumisa del Capitán General Vicente Emparan, frente a uno de los revolucionarios, Francisco Salias, facilitó la toma del poder. Al parecer el español temía por su vida, motivo por el cual no se enfrentó a los mantuanos, quienes eran la clase dominante en esa época, pese a constituir el 3 por ciento de la población.
Según relató Gómez, posteriormente esta clase fue destruida y la capital fue trasladada a Bogotá y ese fue el fracaso”, dijo, refiriéndose al proyecto de Bolívar.
Sobre el trabajo periodístico entre 1810 y 1811, expresó que hubo un esfuerzo loable. A su juicio, El Mercurio fue el diario más equilibrado por respetar las diferentes opiniones, no obstante, no duró al ser catalogado de pusilánime, mientras El Patriota junto a La Gazeta se convirtieron en los medios de difusión de las ideas de libertad.
Concluyó su participación destacando la responsabilidad de los comunicadores e historiadores en la formación de la opinión pública y la orientación de las grandes masas. “Nosotros tenemos la obligación ética de hacer análisis sobre la documentación que encontramos, pero debemos retirarnos de nuestras pasiones para escribir la historia”.
Y una lección histórica que no se puede ignorar indica que todos los dictadores, independientemente de su tendencia política, resultan terribles para la sociedad y el progreso de los derechos del hombre, expresó.
El candidato de mayor consenso en la historia
A esta cita histórica acudió la periodista Mayé Primera, jefa de redacción de Tal Cual, periódico que para celebrar sus primeros nueve años publicó recientemente una edición especial dedicada a La Venezuela que nunca se rindió, para ofrecer “un tributo a quienes construyeron los grandes ‘hechos colectivos’ de los siglos XIX y XX sobre los que se fundaron los derechos ciudadanos que los venezolanos del siglo XXI disfrutamos y que estamos llamados a defender”.
El trabajo de investigación realizado por Primera incluido en esta edición y expuesto en el foro, analiza el papel de Dióegenes Escalante en la historia política de Venezuela.
Según este estudio, Escalante fue el candidato de mayor consenso en nuestra historia al contar con el respaldo de todos los sectores políticos del país.
“La historia no habla de lo que pudo ser, pero llama la atención cómo este personaje fue visto como el mesías por todos las tendencias políticas”, opinó Primera.
El desenlace fatal de una enfermedad imprevista que impidió a este candidato asumir el reto de dirigir a Venezuela durante un período de transición después de las dictaduras vividas, dejó un vacío político, debido a que la mayoría veían en él un hombre de principios que podía honrar el acuerdo de llamar a elecciones libres a los 2 años del inicio del proceso de cambio.
Según investigó Primera, más de 1200 autobuses bajaron a La Guaira a recibir a Escalante cuando llegó al país en 1945 para asumir la candidatura de la transición, no obstante el colapso nervioso que sufre más tarde trastoca todos los planes, llevando al presidente de aquel entonces, Medina Angarita, a un proceso de consulta a través de una junta médica de consenso, integrada por cuatro psiquiatras del gobierno y cuatro de la oposición.
Para esta estudiosa del tema, llama la atención que Diógenes Escalante no arrastraba masas, sin embargo, fue quien recibió el voto de confianza de todos los partidos políticos. “Fue una figura mesiánica y su ocaso fue el de todos”.
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