A continuación un resumen DE NOTICIERODIGITAL del artículo publicado este jueves por la revista The Economist sobre Venezuela.
El artículo de The Economist empieza con las declaraciones gubernamentales de que “la economía venezolana está blindada y de que los pobres no tienen nada que temer”. En contraposición, se publican las cifras de los que está pasando realmente a pesar de que el precio del petróleo ha mejorado recientemente.
La inflación, la caída de los salarios y el deterioro de los esquemas de protección social han sufrido debido a recortes presupuestarios. Por ello el ambiente en los sectores populares de Caracas es sombrío.
Dan como ejemplo un albañil que fue despedido hace tres meses y también declaraciones de la activista comunitaria en Catia, Migdalia Pérez sobre el impacto desfavorable del deterioro de la situación.
La realidad diaria pone en duda las estadísticas gubernamentales tales como las del desempleo y el crecimiento económico. Estadísticas como las de Datanálisis muestran una caída del 17% en la confianza del consumidor.
También el consumo de alimentos ha caído entre los sectores populares, como indica Pavel Gómez, un economista del IESA.
La reacción gubernamental continua siendo el control de precios y Mercal aunque el sistema también se está deteriorando, como lo demuestra el cierre de Mercalitos y de Mercales, problemas de distribución y por la ausencia de productos en los locales de Mercal que están en zonas populares como Propatria.
Por la caída del precio del petróleo, igualmente el estado paralelo de beneficencia social que recibía fondos directos de PDVSA para el funcionamiento de las “misiones” también se ha deteriorado. Como consecuencia misiones han tenido que cerrar como es el caso de los centros primarios de atención social conocidos como “Barrio Adentro”. Los pobres solo cuentan con los hospitales públicos que han sufrido de falta de fondos por parte del gobierno.
La reciente recuperación del precio del petróleo a 70 dólares el barril pudiera permitir al gobierno mantener su política. Sin embargo para mantener el gasto público Venezuela necesitaba un precio de petróleo en 90 dólares el barril, precio que hoy en día seria mayor.
Debido a esto, la vía que le queda al régimen es el de mayor endeudamiento, basado en los futuros ingresos petroleros, tal como lo demuestra la reciente aprobación de la Asamblea Nacional.
El artículo de The Economist empieza con las declaraciones gubernamentales de que “la economía venezolana está blindada y de que los pobres no tienen nada que temer”. En contraposición, se publican las cifras de los que está pasando realmente a pesar de que el precio del petróleo ha mejorado recientemente.
La inflación, la caída de los salarios y el deterioro de los esquemas de protección social han sufrido debido a recortes presupuestarios. Por ello el ambiente en los sectores populares de Caracas es sombrío.
Dan como ejemplo un albañil que fue despedido hace tres meses y también declaraciones de la activista comunitaria en Catia, Migdalia Pérez sobre el impacto desfavorable del deterioro de la situación.
La realidad diaria pone en duda las estadísticas gubernamentales tales como las del desempleo y el crecimiento económico. Estadísticas como las de Datanálisis muestran una caída del 17% en la confianza del consumidor.
También el consumo de alimentos ha caído entre los sectores populares, como indica Pavel Gómez, un economista del IESA.
La reacción gubernamental continua siendo el control de precios y Mercal aunque el sistema también se está deteriorando, como lo demuestra el cierre de Mercalitos y de Mercales, problemas de distribución y por la ausencia de productos en los locales de Mercal que están en zonas populares como Propatria.
Por la caída del precio del petróleo, igualmente el estado paralelo de beneficencia social que recibía fondos directos de PDVSA para el funcionamiento de las “misiones” también se ha deteriorado. Como consecuencia misiones han tenido que cerrar como es el caso de los centros primarios de atención social conocidos como “Barrio Adentro”. Los pobres solo cuentan con los hospitales públicos que han sufrido de falta de fondos por parte del gobierno.
La reciente recuperación del precio del petróleo a 70 dólares el barril pudiera permitir al gobierno mantener su política. Sin embargo para mantener el gasto público Venezuela necesitaba un precio de petróleo en 90 dólares el barril, precio que hoy en día seria mayor.
Debido a esto, la vía que le queda al régimen es el de mayor endeudamiento, basado en los futuros ingresos petroleros, tal como lo demuestra la reciente aprobación de la Asamblea Nacional.
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