Artículos de opinión de los historiadores
Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en El Universal.
Las efemérides del proceso
No estamos frente a un año cualquiera sino ante el inicio de la "Refundación de la República"
Los formularios que envían los ministerios del Poder Popular no sólo sirven para que los empleados los rellenen, sino también para el asombro de quien se tome la molestia de ver los encabezados bajo los cuales se ubica la cronología de los datos que solicitan. Como puntual burócrata, uno debe atender los requerimientos de los despachos que suministran los presupuestos y solicitan, con toda la razón del mundo, las cuentas del caso. Pero también tiene la oportunidad de curiosear para quedarse pasmado con los rótulos que los despachos colocan en el principio de unas páginas cuyo inocente fin consiste en dar cumplimiento a formalidades usuales de los asuntos públicos. Entonces salta uno de la normalidad de los dígitos y de la seguridad de los datos concretos a la estupefacción de un proyecto político al cual se atribuyen etapas pomposamente identificadas y, seguramente, un desenlace fiel a lo que los programadores anuncian.
Uno debe suministrar, por ejemplo los datos correspondientes a 1998, pero inmediatamente cae en la cuenta de que, según los patronos que piden la información, no se está frente a un año cualquiera sino ante el inicio del proceso de "Refundación de la República". 2008 igualmente cuenta con sus adjetivos, pues es el "año de la relegitimación de los poderes", para que las referencias del almanaque se vuelvan más rimbombantes en lo sucesivo. Así tenemos que 2002 es el "año de la resistencia antiimperialista", 2003 es el "año de la contraofensiva revolucionaria y de la victoria antiimperialista", 2004 el "año de la gran victoria popular y revolucionaria", 2005 el "año del salto adelante hacia la construcción del socialismo del siglo XXI" y 2006 el "año de la ratificación del socialismo en el siglo XXI". Todo esto, desocupados lectores, en la parte superior de esos formularios corrientes y usualmente anodinos que pululan en los despachos de la administración.
De inmediato puede invadir al usuario la sensación de que en Venezuela han pasado cosas demasiado importantes que no había captado en su imponente magnitud, en su imponderable trascendencia, de esas en torno a cuyo desarrollo sólo los idiotas no se dan por notificados, o la gente distraída en exceso. Pero también puede sentir uno que, sin moverse de la silla, lo han puesto a viajar a países como China y Vietnam, o a comarcas en las cuales se han escenificado batallas campales que merecen la memoria de la humanidad.
Descuido de los espectadores o jactancia de los altos burócratas del poder popular, lo cierto es la aparición, en unos papeles comunes y corrientes, de un desfile de episodios trascendentales y hazañas de titanes en medio del enjambre de números que se deben incluir más abajito como parte de la rutina.
Se puede tratar del traslado mecánico de las fantasías del mandón a las obligaciones de los oficinistas, pues anda él empeñado en una épica que apenas se reconoce en sus agallas mientras la realidad es un desierto de episodios dignos de entrar en dorados anales. Tal vez el único sitio en el que pueda materializarse esa épica sin embarazo se encuentre en los folios de los dependientes y en la literatura de los inspectores, de lo mucho que le falta para llegar a las páginas de autores más enjundiosos. Ya circula en folletos de propaganda, en la reiteración de las consignas y en proclamas de tráfico grueso, pero, de momento, no le queda más remedio que confinarse en el ámbito de los papeles que deben reflejar los empeños de un burócrata cumplidor de su deber.
Pero también se puede tratar del anuncio del tránsito que cumple y cumplirá necesariamente la "revolución". Aunque vale bien la pena, quedarse en el terreno de la burla frente a esta vanagloria hinchada y hueca puede resultar contraproducente. Quizá no convenga contener las risotadas ante un desfile tan flaco de sucesos "estelares", frente a tantas minucias disfrazadas con el manto de la solemnidad, pero junto con la manifestación de expresiones de cautela ante lo que parece el seguimiento de un programa cuyo objeto es la dominación progresiva de la sociedad.
En el fondo no son minucias, aunque de sobra lo parezcan, sino huellas de pasos peligrosos. Atención, pues, no sólo a la hora de completar unas planillas aparentemente inofensivas, sino especialmente ante el avance silencioso, imperceptible a veces, de una indeseable hegemonía que se filtra en los folios de los despachos y, a la chita callando, termina por entrar a saco en la casa y en la vida de cada quien. Entonces no viviremos de llenar planillas, sino que no obligarán a tragarlas. eliaspinoitu@hotmail.com
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