sábado, abril 18, 2009

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre la política cultural del chavismo

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en
El Universal.
Sobre la cultura revolucionaria

Parece insólito que un escritor solicite su exclusión de la nómina de los posibles laureados
El artículo de hoy encuentra origen en las declaraciones del escritor Edilio Peña, quien ha retirado una novela de su autoría que los editores habían incluido en la lista de candidatos para el Premio Internacional Rómulo Gallegos, el certamen literario más famoso que se discierne en Venezuela y hasta hace poco el más reconocido por su puntillosa imparcialidad. Estrenado con la selección de escritores como Vargas Llosa y García Márquez, y más tarde confirmado su prestigio por la decisión de los jueces en torno a los nombres de Javier Marías y Roberto Bolaño, parece insólito, a primera vista, que un escritor solicite su exclusión de la nómina de los posibles laureados en una justa de relieve. Como el caso de Peña no parece que la decisión obedezca a la debilidad de una pluma que se distingue por las cualidades de la originalidad, el vigor y el profesionalismo, ni a un empeño de oposición a ultranza en el cual hasta ahora no ha figurado como talibán, conviene mirar con atención sus razones.
Un motivo de carácter general avala su determinación: "se ha producido un recrudecimiento impúdico, arbitrario y censor de la creación en Venezuela", afirmó ante Ana María Hernández en El Universal del pasado martes. Luego trata el punto específico de la integración del jurado. Pese a que en el repertorio se incluyen nombres de personajes renombrados, no vaciló en asegurar lo siguiente: "El miembro del jurado cubano representa a un país donde anida una dictadura que no permite el desarrollo de la propia novela como género literario. Las novelas más felices que se produjeron en estos años de la Revolución Cubana las capitaneó [sic] Cabrera Infante y Reinaldo Arenas, en su imagen más emblemática".
Sobre el primero de los reproches basta con releer las declaraciones recientes del ministro de la Cultura, quien propugna una legislación en la cual se justifique la subestimación de artistas, escritores y pensadores independientes para conceder atención exclusiva a los autores "revolucionarios". Como las desdichadas afirmaciones vienen precedidas por testimonios proverbiales de descalificación de escritores en las editoriales del Estado, de control de salas de teatro que dependen del régimen y de distribución arbitraria de los subsidios para los cineastas y para otros solicitantes ante el Conac, o ante como se llame aquello ahora, el reparo inicial de Peña cuenta con sustento de sobra. En relación con la segunda de sus observaciones, recordaremos de seguidas un episodio relatado por Roger Bartra en la revista Letras Libres de marzo.
El mexicano Roger Bartra es un célebre antropólogo que en su juventud destacó en los medios intelectuales como activista de la izquierda radical en América Latina. Se desencantó poco a poco de su cruzada para preferir rutas diversas. En consideración a su trayectoria de autor "comprometido", fue invitado a La Habana como miembro del jurado de ensayo del Premio Casa de Las Américas, edición 1978. Él y sus colegas, con la excepción del miembro cubano del repertorio, acordaron el galardón para un autor chileno de apellido Israel, pero se toparon con una resistencia escandalosa. Israel había cometido el "delito" de citar a Trotsky en algunos de sus párrafos, sin acusarlo de ningún pecado contrarrevolucionario. El jurado cubano se opuso rotundamente a la decisión y apeló a las autoridades del premio, para que evitaran el "erróneo" fallo. En reunión con Bartra y con quienes lo apoyaban, las tales autoridades, quienes entonces eran Roberto Fernández Retamar y Mario Benedetti, se rasgaron las vestiduras ante el veredicto y anunciaron que jamás contaría con apoyo en una sociedad que había emprendido la ruta del socialismo de la mano de Fidel Castro. La resistencia de los jurados llegó a los oídos de Haydée Santamaría, directora de Casa de las Américas, quien cerró el caso con sentencia lapidaria: "En Cuba no se publica nada sobre Trotsky, así sea para criticarlo".
Mario Benedetti y Roberto Fernández Retamar han contado con la reciente bendición de unos premios "Alba" de Literatura, que paga con generosidad el gobierno venezolano con dineros dignos de un destino más enaltecedor. "Nunca más quise volver a Cuba", afirma Roger Bartra cuando concluye la narración de su experiencia con los prepotentes árbitros de la cultura que ahora galardona el oficialismo de aquí, con la complicidad de sus siervos del ámbito cultural. Menudos horrores le esperan en Venezuela a la república de las letras. No tardarán en premiar una obra magna, titulada "Las líneas de Chávez". De allí la trascendencia de las afirmaciones de Edilio Peña, a quien manifestamos profundo respeto.

3 comentarios:

  1. no se si lo sabes la ley de cultura ya esta en segunda discucion y que yo sepa no se han reunido, ni oido a nadie del medio.
    una de las perlitas de esa nueva ley es esta
    Artículo 60 del proyecto jurídico. “El manejo público de la economía generada por las manifestaciones culturales, en sus distintos niveles, se hará siempre bajo las concepciones de economía social, como contribución a la construcción colectiva de una sociedad socialista”La propuesta legislativa también pretende que todas las instituciones culturales adapten su actividad a las políticas públicas y acepten la rectoría del Ministerio de la Cultura, por encima de su propia reglamentación.
    desde sus primeras disposiciones la intención del Ministerio de Cultura de convertirse en el único ente rector de las actividades artísticas que se desarrollen en el país.
    y oye esto;“Todas las empresas, fundaciones, asociaciones civiles u otras instituciones de carácter privado, que participan directa o indirectamente en la actividad cultural, deben adaptar su actividad a las políticas públicas emanadas del Ministerio de la Cultura. Asimismo, deben conocer y tomar en cuenta en su lugar de actuación, las políticas estadales y municipales emanadas de las distintas autoridades del gobierno”, establece el proyecto de la Ley Orgánica de la Cultura en su artículo 22.

    Esta disposición jurídica es reafirmada en el artículo 47, el cual afirma que el Ministerio de la Cultura es el órgano rector de toda actividad cultural de carácter público y, por tanto, todas las organizaciones culturales deben aceptar dicha dirección.

    si eso no es orweliano, no se que carajo lo sera.
    Pensamiento unico, vete a la pagina de la AN y veras la ley completa, yo que no soy abogado y no se interpretar leyes, quede estupefacto, con lo poco que pude entender. un abogado seria ideal que la interpretara y nos dijese sus reales alcances

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  2. GRacias por el dato. Qué susto! Y seguimos totalmente callados y sin protestar...

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  3. La cultura y la libertad son tan parecidas, que creo moriremos por culturitis militaritis socialistis, cuando no tengamos el poquito de libertad que nos queda.

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