miércoles, agosto 31, 2005

El Rómulo Betancourt de Manuel Caballero (I)

Autor: Carlos Balladares

El último libro de Manuel Caballero me ha generado: esperanza, admiración, e inevitable comparación con los tiempos que vivimos o padecemos. No deseo ser un nostálgico del pasado reciente, pero en verdad que al evaluar los resultados con imparcialidad, no nos queda otra que admirar a Rómulo Betancourt (1908-1981). El libro no es para nada una apologética del “político de nación”, por el contrario es un análisis histórico que como dice el autor:

“Se trata de comprender al hombre y a su tiempo “confrontando su acción con sus propios propósitos, no con los nuestros; su proyecto con su realización, no con lo que nosotros hubiésemos propuesto o deseado. No se trata de condenar o absolver, sino de buscar las razones para explicar la prolongada influencia de Rómulo Betancourt en el siglo XX venezolano; las razones para que, después de su paso, los venezolanos seamos diferentes, para bien o para mal, y de seguro ambas cosas.”

La más grande impresión es ver como este político alcanzó sus metas sin dejar de ser honesto, sin caer en al corrupción. Betancourt logró:

1) construir un partido político que mantuvo una influencia nacional por medio siglo, implantando una democracia estable en un país que no conocía otra forma política que las dictaduras de los caudillos;
2) la obediencia de los militares a los civiles por 40 años, gracias a la acción de los demócratas liderizados por él;
3) que el Estado venezolano y no las compañías extrajeras tuvieran mayor dominio del petróleo (consolidó las bases para su posterior nacionalización, y de él será la idea de la OPEP),
4) la modernización del país; porque no sólo fue Pérez Jiménez el que realizó grandes obras (lo cual es un mito porque las más importantes obras las realizó la democracia); a través de instituciones y la infraestructura necesaria tales como (realizadas en su período de gobierno 1959-1964): el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) futura PDVSA, la Compañía Anónima Internacional de Aviación (VIASA) y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Se promulgó una nueva Ley de Reforma Agraria que redujo significativamente el latifundio. Se creó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y se construyó el puente sobre el Lago de Maracaibo. Se fundan 3000 escuelas primarias y 200 liceos; y por primera vez el presupuesto dedicado a la educación supera al militar, masificándola, haciéndola llegar a todos los venezolanos.

Betancourt logró sus metas, gracias al uso de dos herramientas que no han perdido vigencia hoy en día en la lucha política: a) el planteamiento de un proyecto de país (con el Plan de Barranquilla en 1931 y el plan del Partido Democrático Nacional en 1937); y b) el diseño y fortalecimiento de una organización política para llegar el poder e implantar dicho proyecto: el partido político. Caballero sostiene que hoy en día los partidos no han fracasado, sino que lo que ha fracasado es su estructura leninista; estructura que implantó Betancourt en el país pero que se agotó a finales de los ochenta.


(mañana comentaré sobre Betancourt y la corrupción)

lunes, agosto 15, 2005

60 años: preguntas y heridas abiertas

Hoy no podemos dejar de recordar el 60 aniversario de la rendición del Japón en la Segunda Guerra Mundial. Son muchos los aspectos que siguen sin respuesta, y quizás nunca la tendrán. Uno de estos temas es la pregunta sobre el motivo que aceleró la rendición: ¿la bomba atómica o la declaración de guerra de los rusos?. Es claro que para julio el Imperio Japonés estaba acabado en lo que respecta a su capacidad industrial, y que por lo tanto sería imposible mantener por más tiempo la guerra. Los soldados ya no tendrían armas, alimentos y combustible para defenderse de la invasión norteamericana. Algunos señalan que los norteamericanos lanzaron las bombas atómicas para acelerar la rendición, y evitar que los rusos participaran en la ocupación del Japón; y más aun cuando las diferencias entre soviéticos y estadounidenses se empezaban a hacer evidentes y conflictivas. A lo mejor fue una cuestión de tiempo, y en la medida que el gobierno japonés se decidía, los acontecimientos se fueron sucediendo de manera atropellada: rendirse era lo único que les quedaba. Por otro lado en la parte de Asia que fue invadida por el Japón todavía el dolor se mantiene, un recordatorio que la guerra es la mayor tragedia que pueden vivir los pueblos.

¿Cuántas guerras más tendrán que ocurrir para aprender la lección?. 


Profeballa

sábado, agosto 06, 2005

Hiroshima: capital de la paz

Hoy 06 de Agosto se cumplen 60 años de la primera vez que se usó militarmente la bomba atómica, aunque el lanzamiento fue sobre una ciudad, y los que padecieron el horror de la radioactividad fueron los civiles.

No se puede ser ciudadano de Venezuela sin ser ciudadano del mundo, no podemos hablar de la historia nacional sin hacer un paréntesis cuando la historia de toda la humanidad nos interpela. Hoy 06 de agosto es una fecha que debe ser recordada por todos los miembros de la especie humana en pro de la formación de nuestra conciencia fraterna y pacifista. Debemos recordar, recordar los horrores de la guerra y el valor de la paz, debemos recordar siempre para que en nuestra conciencia y conducta se repita una y mil veces esta verdad: ¡NUNCA MÁS! ¡NUNCA MÁS!.

En mis clases, hago una pausa en el programa cuando se cumple un aniversario de algún hecho histórico, es parte fundamental de la enseñanza-aprendizaje de la historia, detenerse a reflexionar sobre los hechos que cambiaron el caminar de la humanidad en el tiempo. Ninguna mujer, ningún hombre, es una isla, todos estamos relacionados y hermanados en el planeta Tierra.

Le recomiendo que se tome unos minutos en el día (hoy o mañana, pero antes que termine el fin de semana): vea un programa de TV sobre la bomba; lea algo sobre la misma (creo que el mejor reportaje está en: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/ en donde los relatos de John Hersey, junto a los testimonios de los sobrevivientes dan mucho para pensar); o simplemente imagine la bomba y todo lo que pasó en la ciudad...imagine, piense en el dolor de cada persona, luego relacione ese dolor con usted (podemos sufrir igual, podríamos padecer lo mismo que esa víctima de la bomba), estimule en usted la compasión hacia un herido, hacia todas las víctimas (él es igual que usted, ellos son humanos como tú y yo), finalice este momento de meditación histórica con una conclusión: “yo quiero que esa persona se vea libre del sufrimiento, ¿qué puedo hacer por ella?”. Seguro que si ha meditado bien y logró la compasión hacia las víctimas, ya es un militante del desarme nuclear completo, ya es un enamorado de la paz. 


Profeballa

viernes, agosto 05, 2005

Separaré la historia actual (1998-hoy) de este blog

Crearé un blog paralelo para evitar la terrible polarización que vive mi país, de modo que la historia actual (1998-hoy) no sea un tema que se trate acá a menos que tenga que ver con la historia anterior a 1998, por ejemplo: una reinterpretación del pasado. Ese blog que estará centrado en el presente lo describo en su primera entrada y se llamará "Crónicas politológicas".

Profeballa

A Barreto no le gusta la hallaca (y II)

Y si le gusta le da indigestión

¿Cómo Barreto pretende rechazar el mestizaje y deformar la historia hoy? El Alcalde ha propuesto el cambio de nombre de Caracas y la revisión del día de su fundación, y con ello dar otro impulso a la revisión (deformación) de toda nuestra historia. Gracias a Dios los académicos, pero en especial el pueblo (chavista y opositor) no lo han tomado en cuenta, y la razón ello es muy sencilla, es un reclamo unánime: ¡Dedíquese a cuidar la ciudad, disminuir los índices de inseguridad, la basura en la que estamos nadando, el deterioro de las vías, y la precariedad de las viviendas!. El estudio de la historia, y su reescritura de ser necesaria por nuevos descubrimientos, es una labor seria que puede hacer tanto el historiador como el ciudadano común. El problema está cuando desde el poder se pretende generar una historia oficial, en este caso una nueva, con fines meramente políticos. Me refiero también a la otra propuesta de Barreto de ver a Guicaipuro (o Guaicaipuró como dice que se pronuncia) como un protofundador de la nacionalidad venezolana, lo cual es un anacronismo, y si a ello lo sumamos la pretensión de ponerlo al nivel de Bolívar, el círculo está completo.

En conclusión creo que la mejor actitud es asumir la diversidad que genera la mezcla. No se faje, porque por más que quiera quitarse el uso de venezolanismos no lo logrará; o si por el contrario, odia nuestro idioma por ser lengua de invasores y quiera eliminarlo, y se esfuerce en hablar caribe, seguirá hablando en el idioma que le enseñó su madre; y a pesar de que quiere aclarar su piel seguirá siendo color canela, y si es de piel clara y no le gusta lo oscurito, olvídese, no se amargue, sus genes llevan la mezcla y en cualquier momento surgirá el “salto atrás”; por ello: asuma su identidad, ame lo híbrido que somos, ese es el mayor don que tenemos. En conclusión: una cosa es hacer justicia con la historia y reconocer abusos y crímenes, y otra querer deformarla para cometer nuevos crímenes pero a la inversa. Coma su hallaca con alegría, disfrute su sabor conciente de que el mismo no sería tan gustoso – es más, no existiría – si faltara uno de sus ingrediente (el blanco, el negro o el indio). En verdad que a Barreto no le gusta la hallaca...es una lástima.

jueves, agosto 04, 2005

A Barreto no le gusta la hallaca

Y si le gusta le da indigestión

No creo que haya venezolano que no le guste la hallaca - salvo Barreto, quizás -, y un ejemplo de esta verdad son las proezas que hace la cada vez mayor colonia venezolana en el extranjero para no pasar una navidad sin hallacas preparadas con todos los hierros – digo, ingredientes -. Soy de los pocos desafortunados (o afortunados por el hecho de viajar) que ha pasado una navidad fuera de nuestras fronteras (precisamente en Bilbao, España) sin hallacas, y sin el resto de los acompañantes de nuestro riquísimo plato típico navideño como son: el pan de jamón, la ensalada de gallina, el dulce de lechoza, el ponche crema, entre otros. La experiencia, le cuento, fue una nostalgia que se siente en el estómago, el olfato, la vista y sobre todo el gusto; porque no habrá plato que logre satisfacer el cariño que se le tiene a la hallaca. ¿Por qué? Quizás todos tengamos respuestas diversas, pero yo creo que además de lo ricas que son las hallacas y nuestras comidas decembrinas, le tenemos un especial apego porque ella es fruto de nuestra identidad. Pero ¿por qué hablar de la hallaca en pleno agosto? He querido usar la hallaca como símbolo, porque Barreto (actual alcalde mayor de Caracas) se ha empeñado en contarnos una historia monocolor en la que el mestizaje como característica principal de nuestra identidad es rechazado al rechazar una parte del mismo.

¿Por qué la hallaca y todos los componentes del plato típico navideño representan nuestra identidad? Esta respuesta ya la sabemos todos, al saber que la hallaca (típico tamal, bollo de maíz, que se come en toda América, pero que ha generado peculiaridades regionales) en palabras de nuestro Mario Briceño-Iragorry “es la más perfecta expresión del barroquismo culinario de la Colonia. Es la conjunción del maíz de América con las carnes y los aliños venidos de Europa: pasas, alcaparras, aceitunas, aceite, carne de vaca, carne de cerdo, etc.” y seguramente, no lo dudo, los negros tendrán la mano metida en la hallaca aportando sus especificidades civilizatorias. Al comer hallaca comemos identidad, celebramos que nuestra nacionalidad es fruto de la mezcla que se dio en la colonia y se sigue dando hoy en día.

(mañana la segunda parte)

miércoles, agosto 03, 2005

El primer paso se dio hace 507 años

Un 03 de Agosto de 1498 dos embarcaciones del Reino de España al mando del Almirante Cristóbal Colón descubrían (desde la perspectiva europea) la costa firme del continente americano en territorio de los que hoy nuestro país. Es este día en que se inicia nuestra historia, ya que desde ese momento se empiezan a construir las bases de nuestra futura nacionalidad. Antes no existía un centro de poder que propondrá – para bien o para mal - un proyecto común entre los habitantes de este territorio, antes no se habían establecido los tres grupos humanos que liderizados (o conquistados) por el europeo sentarán nuestro futuro común. Es a partir de un 03 de agosto que se da el primer paso “Porque desde el momento mismo que se reúnen sobre la Tierra de Gracia, blancos, indios y negros comienza una vida diferente de la que habían llevado hasta entonces.” (PARDO, Isaac J. 1955. Esta Tierra de Gracia. Edt. Monteávila, Caracas. “Introduccío” pág. 1)

“En la Carta-relación enviada por Colón a los Reyes Católicos, aquel mismo año desde la isla de Española (Santo Domingo), dice: «Cuando yo llegué a esta punta del Arenal (hoy punta Icacos), en la isla de Trinidad, allí se hace una boca grande de dos leguas de Poniente a Levante, la isla de Trinidad con la tierra de Gracia…» Más adelante repite la denominación: «…de la tierra que dijo de Gracia…», y precisa que los nativos la llamaban Paria. Colón llamó a esta costa Isla Santa, más tarde Isla de Gracia; desembarcando algunos tripulantes 2 días más tarde en el punto hoy llamado Macuro, según la tradición. Allí, el descubridor fue informado por los naturales de la existencia de abundantes riquezas en oro y perlas en toda la región. También da noticias, por vez primera, de la existencia de maíz en el continente, el cual pudo Colón probar en varias de sus formas culinarias. La corriente del Orinoco, cuyo volumen pudo percibir a pesar de hallarse a mucha distancia de aquellos lugares, lo convenció de que estaba en presencia, no de una isla, sino de un gran continente; esto, además de lo benigno del clima, la mansedumbre de sus habitantes y las riquezas naturales, le hicieron decir que parecía haber llegado al Paraíso Terrenal. El almirante recorrió la costa desde allí hasta la península de Araya, descubriendo en el trayecto las islas de Margarita, Coche y Cubagua, antes de seguir rumbo a La Española.” (FUNDACIÓN POLAR. 1998. Diccionario de Historia de Venezuela. Voz “Tierra de Gracia”)

Nuestra perspectiva ante la historia




La historia de Venezuela empieza a transcurrir una vez que un grupo de personas se dedicaron a soñar, a proyectar sus vidas en este territorio; y quizás mucho antes de esto... porque la historia de nuestro pueblo es la historia fragmentada de los hombres y mujeres que empezaron un viaje hacia algún lugar mejor que el suyo: es una historia de esperanzas.
La historia de un país es un proyectarse en el tiempo de un colectivo que decide permanecer unido – en la misma casa (territorio e instituciones)- a pesar de los conflictos, vicisitudes, y diferencias. Esta es la perspectiva que guía mi narrar histórico, no concibo la historia como una estructura mecánica donde la economía es el motor de un gran reloj, y cada ser humano no es más que una pieza, e incluso pueblos enteros son vistos como tuercas y tornillos. No creo en esas historias...aunque aporten datos y visiones bastantes específicas que ayudan a comprender una parte del todo, no creo en ellas por deterministas. No creo porque el ser humano es un ser libre y proyectivo que se va formando con cada decisión racional, voluntaria y responsable tomada a lo largo de su vida, porque hasta en las situaciones más difíciles y opresivas la persona puede asumir la propiedad de su vida, tal como demostró el psiquiatra Viktor Frankl en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial: “El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física. (...) Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito” (FRANKL, Viktor; 1962; El hombre en busca de sentido, pág. 99, 100).

La libertad humana en su acción creativa y constructora del futuro va perfilando su historia rompiendo con cualquier determinismo económico, social o cultural; si realmente se lo propone. Esta acción puede identificarse en lo que llamaremos “proyectos de país”, que es un concepto integrador de las diferentes áreas de la realidad humana; y que asumiremos como perspectiva para entender la historia. Dicha interpretación fue planteada para el período de la historia que va de 1830 a 1870 por el historiador Diego Bautista Urbaneja
[1], nosotros utilizaremos dicha idea para interpretar todo el período de la historia republicana (dónde realmente se puede hablar de proyectos nacionales) e incluso antes de este período siempre y cuando se tenga algún ideal de sociedad y Estado en nuestro territorio (ideal que es un proto proyecto de país en cierto modo). Según Urbaneja el proyecto nacional se refiere a la idea común de país que tenían los venezolanos de cada época, esta idea es la que logra captar la atención y el “apoyo” de la nación o gran parte de los nacionales de cada momento histórico. El proyecto es la Venezuela que se sueña, que se proyecta al futuro y que determina muchas veces la conducta asumida por los hombres y mujeres que lo defienden. El proyecto es formulado y defendido por grupos sociopolíticos que no siempre coinciden con una clase social determinada, a pesar de ello, el proyecto va evolucionando con el tiempo y posee diversos matices o interpretaciones que se ven influidos por los intereses económicos y políticos. El desarrollo de la economía nacional influye en la realización del proyecto, pero a su vez el proyecto le puede dar un sentido a la economía. Así mismo ocurre con lo social, las clases pueden apoyar o no al proyecto permitiendo su realización o evolución.

La idea en este, mi primer blog, es ordenar mis pensamientos en torno a nuestra historia, a la vez que recibo los comentarios de mis alumnos y lectores. La meta es que juntos disfrutemos del conocimiento de nuestro pasado que siempre es presente, y que asumamos con responsabilidad ser parte de la historia que escribimos con nuestros sueños y acciones. Soñar como pueblo y como nación es el primer paso de un largo caminar que se llama historia.