miércoles, julio 27, 2022

“This is the Army, Mister Jones!” (el entrenamiento militar en Estados Unidos en 1942)

“This is the Army, Mister Jones!”

Publicado el 27 de julio de 2022 en El Nacional

Estamos decididos a que antes de que el sol se ponga sobre esta terrible lucha, nuestra bandera será reconocida en todo el mundo como un símbolo de la libertad por un lado, y de una fuerza arrolladora sobre el otro (general George C. Marshall).

El 4 de julio de 1942 se estrenó en el teatro de Brodway (New York, NY) el musical This is the Army del compositor Irving Berlin. Berlin nació en Bielorrusia (Imperio Ruso) en 1888, y su nombre era Israel Isidore Baline. Hijo de un rabino, emigraría con toda la familia a los Estados Unidos (EEUU) cuando tenía tres años. Baline fue el vivo ejemplo del “American dream” y en la Primera Guerra Mundial se alistó en el Ejército llegando a ser sargento. En esa época creó un espectáculo musical en el campamento con grandes coros de soldados. Al ser atacado los EEUU en diciembre de 1941 se dedica a componer canciones patriotas, hacer giras para animar a los combatientes y actualiza el show que hizo en la Gran Guerra, como un medio para promover el reclutamiento voluntario. Al año siguiente se adaptaría al cine dirigida por Michael Curtiz (el mismo de Casablanca, 1942) y ganaría el Óscar a mejor banda sonora (actúa Ronald Reagan, futuro Presidente). La primera potencia industrial sabía que no bastaba con ser el “arsenal de la democracia”, sino que debía también entrenar a los mejores soldados e incrementar su número para lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial (SGM).

En artículos anteriores hemos explicado la evolución de la política de los EEUU ante la SGM. El primero de septiembre de 1939 el Presidente Franklin D. Roosevelt eligió como Jefe del Estado Mayor del Departamento de Guerra al general George C. Marshall (y mantendrá el cargo toda la guerra). Desde ese momento el general Marshall se propuso la tarea de modernizar las Fuerzas Armadas y colocarla en el primer lugar del mundo ¡y lo logró! En ese momento aunque era la primera Armada (junto con la Royal Navy del Imperio Británico), su ejército de tierra no pasaba de 189 mil soldados. A pesar de tener una gran oposición lograría llegar, al momento del ataque a Pearl Harbor (7 de diciembre de 1941), a un millón y medio de soldados; y al final de la guerra a casi nueve millones. Pero los números no bastaban, porque cómo bien lo había dicho Napoleón Bonaparte: “La superioridad de los ejércitos se sustenta en la moral de sus soldados”.

La confianza del soldado dependía de muchas cosas, pero lo primordial era su entrenamiento. En la SGM los Estados tuvieron en el cine el mejor medio de propaganda, el cual se dedicó a construir un modelo de héroe moderno, patriota y vencedor en las batallas. Pero en el caso de los EEUU podemos ver cómo hay un importante énfasis en hacer atractiva la vida militar. A diferencia de los totalitarismos del Eje y la Unión Soviética (URSS), la vida del cuartel (y por tantos meses) sería rechazada por el ciudadano acostumbrado a las libertades democráticas y vida burguesa (como dice la letra de la canción de Berlin: “This is the Army, Mister Jones!/ No private rooms or telephones/ You had your breakfast in bed before/ But you won't have it there any more”). Para el historiador y todo científico social, resulta admirable cómo los norteamericanos supieron hacer que su pueblo asumiera la guerra sin dejar de ser una sociedad abierta. Es más, la guerra ayudó al avance de sus libertades (tema que revisaremos con más detalles, Dios mediante, al final de la serie que venimos desarrollando).

Son numerosos los filmes que comenzaron a ser estructurados en dos partes: la primera dedicada al entrenamiento forjando un espíritu de camaradería, disciplina y habilidades para la guerra; siempre teniendo la meta de que todo el esfuerzo se hace con fines nobles: la Patria, la libertad, la justicia y la lucha contra el mal (representados en los expansionismos nazi y japonés); y la segunda que muestra cómo dicha formación por largos meses en los campamentos rinden sus frutos en la victoria. En la SGM la trama era dominada por la propaganda, pero posteriormente podemos decir que incluso en el cine bélico se estableció el subgénero dedicado a la etapa de entrenamiento o vida en los cuarteles. La crítica en este subgénero tiene el mejor ejemplo en Full metal jacket (Stanley Kubrick, 1987) aunque trata de la guerra de Vietnam y no la SGM. También Biloxi Blues (Mike Nichols, 1988) al mostrar el maltrato a los homosexuales; y en lo que respecta al conflicto entre homogeneidad castrense y la libertad de conciencia está Hacksaw Ridge (Mel Gibson, 2016): biopic del soldado Desmond Doss que se negó a usar armas y fue médico militar.

Las mejores obras cinematográficas de la SGM: las dos series de los productores Tom Hanks y Steven Spielberg: Band of brothers (2001) y The Pacific (2010), dedican o un episodio entero (es el caso de la primera) o partes de varios episodios a lo largo de la temporada (es lo que hace la segunda). En  la primera se describe el entrenamiento de la Easy Company (del 506° regimiento de paracaidistas de la 101° División Aerotransportada del US Army)  por parte del terrible capitán Herbert Sobel. Aunque no se dan detalles de todo el programa que siguen, sí se resalta la forja del carácter, la disciplina y lo central para el relato: la camaradería entre los soldados y el reconocimiento del liderazgo. El teniente Richard Winters (el protagonista representado por Damian Lewis) será el líder, no por su simpatía (de la cual carece); sino por ser una persona disciplinada, conocedor de las artes necesarias para combatir y justo. A The Pacific le dedicaremos futuras entregas sobre este tema, porque el entrenamiento que muestran se realiza en los años posteriores a 1942.

La película The Tuskegee Airmen (Robert Markowicz, 1995) sigue la estructura de la trama que explicamos: una primera parte de entrenamiento en la base aérea e instituto en Tuskegee (Alabama, EEUU) y la otra del combate en el Frente italiano y después sobre Alemania. Pero relata las grandes dificultades de los oficiales segregados de la US Army Air Corps por ser afroamericanos. Se establece tanto una academia como unidades aparte de los blancos desde el 19 de julio de 1941, y se les exige más que al resto de los pilotos por el racismo dominante en dicha sociedad y su Ejército (es un tema que volveremos a tratar). En el otro filme que trata el tema no se refieren a la academia: Red tails (Anthony Hemingway, 2012) La semana que viene analizaremos el inicio de la campaña de Guadalcanal (7 de agosto de 1942 al 9 de febrero de 1943), que evidentemente como la de Stalingrado tendremos que dividirla en varias partes

jueves, julio 21, 2022

Primera carta a Helene Berr sobre sus Diarios: 1942-44

“Las catástrofes siempre ocurren en días soleados”

Primera carta a Helene Berr sobre sus Diarios: 1942-44

20 de julio de 2022

Querida Helene:

¿Cuántos diarios íntimos sobre la Segunda Guerra Mundial (SGM) siguen esperando por darse a conocer? ¿cuántas joyas de la literatura autobiográfica se perdieron para siempre en un incendio, en la basura, en la tragedia de esos años o simplemente en algún descuido posterior a 1945? Lo mejor es no pensarlo y hacer como tú nos enseñas en el vuestro: admirar el momento. Si algo maravilloso tienen tus escritos es esa permanente actitud de descubrir la belleza que te rodea. De esa forma escribes en la primera entrada (7 de abril de 1942; de acá en adelante solo señalaremos: día y mes, porque esta primera carta solo se refiere a ese año), al relatar la gran emoción que sentiste cuando recogiste el libro que te dejó Paul Valery y tenía una dedicatoria con un poema: “El júbilo me ha inundado, una alegría que confirmaba mi confianza, que armonizaba con el sol alegre y el cielo azul completamente límpido por encima de las nubes algodonosas”. Los textos de Ana Frank fueron conocidos a solo dos años de terminada la guerra, pero tú que has sido llamada la “Ana Frank de Francia” tuviste que esperar 60 años.

El ser humano tiende a la tristeza ¡y ni se diga en momentos de crisis o dificultades como una guerra! Hay que cultivar la voluntad y usar nuestra razón y sentidos para animarnos, y esto se logra desarrollando la educación (espíritu o percepción) estética. Tienes 21 años al iniciar el Diario y lo haces perfectamente. “Pensemos en otra cosa. En la belleza irreal de este día de verano en Aubergenville. El día ha transcurrido de manera perfecta, desde la salida del sol, lleno de frescor y promesa, luminoso, hasta la tarde tan suave y serena, tan tierna, que me ha bañado hace un rato” (11 de abril). Tus estudios universitarios de literatura en La Sorbona son alegres; porque el solo hecho de llamar a las personas por los autores que les gustan y no dejar de escribir sobre lo que lees, demuestran la gran pasión que sientes por los libros ¡por el arte!  La vida aburguesada de tardes de meriendas escuchando discos o tocando música, y el coqueteo con algunos compañeros de la universidad; se percibe tan lejano a la barbarie de la guerra.

No he encontrado en tus escritos muchas referencias a la naturaleza de los diarios, salvo el 15 de abril cuando lo justificas: “Escribo aquí porque no sé con quién hablar” y el 4 de mayo cuando dices: “¿Un día destruiré estas páginas (…)?” La realidad, considero, es que nunca encontraremos a esa “alma gemela” que pueda escuchar atentamente todo lo que queremos decir y comprendernos. Y no lo haremos porque no existe, porque el diario es un diálogo con nuestra conciencia; y el otro es eso: el diferente. Solo podemos compartir y complementarnos, y tú lo lograste con tu familia, tu padre que tan cariñosamente describes, tus amigos y Jean Morawiecki (J.M.). Pero el diario también es un testimonio, y de esta forma una fuente primaria para los que anhelamos comprender una época. Y finalmente es una prueba de nuestra humanidad, del ser personas y por tanto únicos e irrepetibles siempre en diálogo con nosotros mismos y con los demás. Con una dignidad que los nazis y sus colaboradores (el gobierno del mariscal PhilIppe Petain) intentaron destruir y arrebatar; pero no pudieron. Y de esa manera tú y yo dialogamos en el tiempo. 

El colaboracionismo francés no era solo del Estado, sino también de los que no veían el mal de la ocupación o el Tercer Reich, ¡y el terrible derrotismo en el que muchos se encerraron en sus mundillos privados!  Me gustó tanto cuando al discutir con “Sparkenbroke” sobre el resultado de la guerra, tú le haces una pregunta retórica ante su confianza en que Adolf Hitler obtenga la victoria: “¿Qué será de nosotros si ganan los alemanes?”, y este te responde con un “¡Bah! No cambiará nada. Siempre existirán el solo y el agua…” Y de manera contundente dijiste la gran verdad del totalitarismo nazi: “¡Pero no a todo el mundo le dejan disfrutar del sol y del agua!”

Toda la belleza y la alegría tendrá que el terrible contraste de las medidas contra los judíos a partir de junio de 1942. A diferencia del Este de Europa en el que se establecieron tempranamente todas las prohibiciones, llevar la estrella de David, el encierro en los guetos, el asesinato por cualquier cosa y los campos; en Francia los hebreos solo fueron censados a los cuatro meses de la ocupación y se le prohibieron ciertos empleos (Estado, docencia, prensa, radio y cine), salvo el caso de los extranjeros. La vida de la familia del vicepresidente de la Sociedad Kuhlmann (industria química): Raymond Berr, tu padre; no se vio afectada, hasta que el primero de junio deben llevar la “estrella amarilla” a la que te opones pero después lo reconsideras y te das cuenta que “no llevarla es una cobardía con respecto a quienes la llevan” (4 de junio). “El frescor, la belleza, la juventud de la vida, encarnada por esta mañana límpida; la barbarie y el mal, representada por esta estrella amarilla” (8 de junio).

En la descripción de la actitud de la gente hay más personas solidarias que ofensivas, pero igual las autoridades te obligan a ir en el último vagón del Metro y “era como si llevara en la frente una marca al rojo vivo” (9 de junio). Y lo peor ocurrirá días después cuando envíen a tu padre al campo de Drancy por unas semanas debido a que la llevaba “mal cosida”. “Yo no entendía muy bien toda aquella belleza de París una mañana radiante de junio. Siempre hace bueno las catástrofes” (24 de junio). Y después vendrá la redada del Velódromo de Invierno (16 y 17 de julio) de la que son avisados, pero que no les toca por varias condiciones que lo protegen: franceses desde hace doscientos años, padre combatiente en la Gran Guerra y lo que finalmente terminará salvándolo temporalmente: su nivel social. Todo eso te transformará y te dedicas a ayudar a la comunidad judía, donde verás el sufrimiento de tantas familias separadas y cuidar a los niños cuyos padres son deportados. El 22 de septiembre liberan a tu padre (al parecer gracias a un chantaje con la empresa) y a finales de noviembre tu novio se unirá a la Resistencia huyendo de Francia, y dejas de escribir hasta agosto y octubre de 1943.

Al final, tu experiencia es la de la Francia que se solidarizó con los perseguidos y nunca fue derrotada. “Las amistades que se han forjado aquí, este año, tienen la impronta de una sinceridad, una profundidad y una especie de honda ternura que nadie podrá conocer nunca. Es un pacto secreto, sellado en la lucha y las penalidades” (19 de julio). El mes que viene debo escribir a otra joven (de 27 años) pero esta vez de Holanda: Etty Hillesum, la cual decide ir a un campo para ayudar.

miércoles, julio 20, 2022

1942 encierra el siglo XX, el siglo del genocidio (la creación de los campos de exterminio)

1942 es el siglo XX, el siglo del genocidio 

Carlos Balladares Castillo

Publicado 20 de julio de 2022


Una lata de Zyklon B, el gas con que se mataba a los judíos en Auschwitz y otros campos; ella sola simboliza la Alemania de Adolf Hitler (Raul Hilberg, 1994, Política de la memoria).

El año de 1942 representa en la historia de la Shoá el momento en que se estableció su principio esencial: el exterminio sistemático, masivo e industrial de las personas consideradas inferiores por el régimen nazi, entre las cuales los judíos tenían el primer lugar. Desde el asesinato de Abel por su hermano Caín, tal como establece la tradición judeocristiana, tristemente son muchas las masacres que se han dado; pero ninguna había cumplido con estas condiciones de planificación científica que hacían del homicidio un procedimiento administrativo. La culpa se diluía en el proceso:

En la mayoría de los casos, un participante recibía su cometido y lo atribuía a su puesto y a sus obligaciones. Lo que hacía era impersonal. Le habían autorizado o dado instrucciones para llevar a cabo esa misión. (…) Nunca se consideraba así mismo culpable. No obstante, sabía que el proceso de destrucción era deliberado y que, una vez inmerso en esa vorágine, sus actos serían indelebles Raul Hilberg, 1992/2022, Ejecutores, víctimas y testigos).

No era ya el “holocausto de las balas” del año anterior con la Invasión de la Unión Soviética por el Tercer Reich en la Segunda Guerra Mundial (SGM), que fue perpetrado de manera salvaje y caótica por los “Einsatzgruppen” (grupos operativos pero que se ha comprendido como grupos de exterminio) de la SS; ni la concentración de los hebreos en guetos (iniciado en el Este desde 1939) que permitían su control, lenta muerte por hambre y enfermedades, junto a la explotación laboral para el esfuerzo de guerra. Las anteriores acciones generaron tal cantidad de muertos que se establecieron en los campos de concentración hornos crematorios. Y desde el otoño de 1941 se probaron las cámaras y/o vehículos con el gas que estos emiten o usando el gas cianhídrico marca Zyklon B. El 7 de diciembre se abre Chelmno que es el primer campo exclusivamente dedicado al asesinato por el primer método.

En 1942, después del anterior proceso de ensayo y error desde 1939 hasta 1941, tal como explica el historiador Laurence Rees; se decidió en la Conferencia de Wansee (a la misma dedicamos un artículo en su fecha aniversario: el 20 de enero) el mecanismo (gaseados con el Zyklon B) y la coordinación entre los diversos entes del Estado alemán para exterminar a todos los judíos de la Europa controlada por los nazis. Desde ese momento su segregación se intensifica aceleradamente en los países ocupados del Oeste, tal como explicamos la semana pasada con el caso de Francia. Se comienzan a trasladar a campos de concentración intermedios, para ir poco a poco llevándolos a los recintos en los que se van instalando las cámaras de gases; y que ahora enumeramos en orden cronológico en el momento que se transforman en industrias de la muerte:

I. Chelmno (aunque era usado el escape de los automóviles),  en diciembre de 1941. Se eligió este lugar porque quedaba a 70 kilómetros de Lodz, ciudad que tenía un gran gueto y el cual comenzó a desalojarse. El SS Adolf Eichman explicó la forma en que los gaseaba en su juicio (desde 1960 a 1961) en Israel al ser capturado por el Mossad. Para ese primer año de 1942 asesinaron a más de 100 mil personas.

II. Auschwitz fue creado en 1940 para prisioneros polacos y soviéticos (desde 1941), y gradualmente fue creciendo hasta ser tres campos principales y 39 subalternos. De esa forma fue el más grande de todos. En 1942 se terminó el segundo que era Birkenau y donde estaban las cuatro cámaras de gases (construidas como duchas y en las que entraban 2500 personas) con sus respectivos crematorios. Se comenzó a gasear con Zyklon B desde enero y en primavera a gran escala. El tercer campo era el de trabajo con la industria IG Farben (Laurence Rees, 2005, Auschwitz. Los nazis y la ‘Solución Final’).

III. Belzec comienza a operar en marzo de 1942 con cámaras donde se conectan mangueras que vienen directamente del tubo de escape de los vehículos, luego se adaptarán al Zyklon B. Se establece en este lugar por estar próximo a Lublin con otro poblado gueto, que de inmediato comienza a ser vaciado. En diciembre será desmantelado después de haber gaseado a 600 mil seres humanos.

IV. Sorbibor se creó en marzo de 1942 cerca de la antigua frontera ruso-polaca pero se cerraría en julio. En el mis se asesinaron a más de 200 mil judíos que venían principalmente de la Unión Soviética.

V. Majdanek se construye entre abril y julio de 1941 cerca de Lublin y es para usar prisioneros polacos y rusos como mano de obra esclava en la industria de guerra. En abril de 1942 se le terminan de adaptar las cámaras y comienzan a llegar los deportados hebreos.

VI. Treblinka se abre en julio de 1942 al este de Varsovia y de inmediato los pobladores gueto de la capital de Polonia son enviados al mismo.

En la serie que venimos desarrollando sobre el 80 aniversario de la SGM, siempre dedicamos uno o dos artículos cada año a un conjunto de temas que van más allá de una batalla o un momento específico. Uno de estos es el “Nuevo Orden” que estableció el nazismo, primero en Alemania y después en la Europa que ocuparon. Los comenzamos en noviembre del 2020, y poco a poco le hemos dado mayor importancia a la explicación del Holocausto porque es el hecho central que explica todo el régimen. Pero nos falta una revisión de aspectos como todo el sistema represivo-policial-propaganda, los prisioneros de guerra y el trabajo esclavo, entre otros.

El año de 1942 no se reduce a la historia de la Shoá, sino que representa la terrible paradoja de la civilización occidental: es ruptura pero también punto de llegada, tal cómo afirma el historiador Enzo Traverso (2002, La violencia nazi: una genealogía europea). En palabras de nuestro querido maestro-profesor de filosofía de la Universidad Central de Venezuela José Rafael Herrera: “La barbarie ha devenido hija de la civilización, en tanto que ésta última ha devenido razón instrumental”. Nos queda pendiente el tema sobre el conocimiento del exterminio por parte del mundo, esperamos en diciembre dedicarle algunos párrafos. La semana que viene trataremos un tema que nunca examinamos hasta ahora: el entrenamiento de los oficiales y soldados, pero solo lo haremos en el caso de los Estados Unidos por su entrada reciente en la SGM y la importancia que desempañará en el destino de la misma.

miércoles, julio 13, 2022

La mayor deshonra de Francia (la redada del velódromo de invierno: "Rafle du Vél' d’Hiv'")


La mayor deshonra de Francia

Publicado el 13 de julio de 2022

En la vida de una nación,

existen momentos que hieren la memoria,

y la idea que uno tiene de su país.

                                                                                 (Presidente Jacques Chirac, 16-VIII-1995).

En una mañana del verano parisino, dos hermanos (una niña de diez y un niño de cuatro años) juegan bajo las sábanas, cuando son interrumpidos por el violento golpeteo a su puerta. Es la policía parisina que tiene órdenes de llevar a la familia entera a campos de concentración, así ocurre con todos los 13 mil judíos de la capital de Francia (y gradualmente los 330 mil de todo el país) entre el 16 y 17 de julio de 1942. La niña de nombre Sarah decide salvar a su hermano Michel encerrándolo bajo llave en un pequeño armario empotrado en la pared. Los policías no se dan cuenta, Sarah sabe que el padre que está ausente llegará luego y lo salvará, pero también es apresado ¿y ahora? Son enviados temporalmente al velódromo de invierno (conocido como Vél' d’Hiv') en la que son hacinados sin casi comida, agua o baños. Por esta razón dicha redada será llamada Rafle du Vél' d’Hiv'. Y el relato que hemos hecho es la primera parte de la película: Elle s’appelait Sarah/ La llave de Sarah (2010) de Gilles Paquet-Brenner. Los personajes son ficticios pero el horror que vivieron estos niños no lo fue.

La llave de Sarah (adaptación cinematográfica del libro homónimo del 2006 de Tatiana de Rosnay) no es la única película sobre el tema pero es la que mejor reconstruye dos aspectos: el profundo dolor que generó, en especial en los niños, y cómo 60 años después los franceses no han terminado de reconocer hasta dónde llegó el colaboracionismo con el ocupante nazi en la Segunda Guerra Mundial (SGM). Al ser una trama que se desarrolla en el pasado (la vida de Sarah) y el presente (la vida de una periodista en el 2002 que elabora un reportaje sobre la Redada del Velódromo de Invierno ¡y que está casada con el nieto de los que ocuparon la casa de Sarah!); permite examinar el problema de la culpa y la memoria.

En el 2010 también se estrenó un film que trata el mismo tema pero de manera cronológica: La rafle de Roselyne Bosch. Muestra la toma de decisión por parte de Adolf Hitler y la SS-Gestapo coordinando el plan (“Operación Viento Primaveral”) con el Estado y la policía francesa, para después pasar al horror de la redada (donde algunas personas en su desesperación se suicidaban), el hacinamiento en el velódromo y luego el campo de concentración donde serán separados hombres y mujeres con los niños, para posteriormente dejar a los niños solos hasta que los envían directamente a las cámaras de gases en Auschwitz ¡por decisión de las autoridades francesas que aceptan su entrega a los alemanes!

La tercera película reciente que habla también de los niños franceses judíos en el Holocausto es Les heretiers (2014) de Marie-Castille Mention-Schaar, y que acá fue conocida como “La profesora de historia”. No hay reconstrucción de las escenas del pasado (aunque participa un sobreviviente representándose así mismo: Léon Zyguel), sino cómo una clase de adolescentes parisinos con diferentes orígenes étnicos y religiosos descubren el horror del genocidio. Pero lo más importante es que resalta el desconocimiento que se tenía de la colaboración francesa. Es la mejor prueba del principio del historiador Benedetto Croce: "La historia siempre es historia del presente", en el sentido de su resignificación y cómo el examen de este hecho del pasado nos muestra la pervivencia del racismo y la intolerancia se mantiene hoy en día. Porque es solo entre finales del siglo XX y principios del XXI que Francia como sociedad supera la visión del general Charles de Gaulle que reducía su participación en la SGM a la gloriosa Resistencia intentando ocultar bajo el olvido el colaboracionismo. Es con el Presidente Francois Mitterrand en 1992 que por primera vez se reconoce esta vergüenza nacional y se comienza a consolidar con el Presidente Chirac en 1995.

La deshora de Francia como Estado y sociedad no fue la derrota frente a la invasión del Tercer Reich, sino el haber colaborado con el totalitarismo nazi estableciendo un régimen presidido por el mariscal Phillipe Petain que lo imitaba. Una vez firmado el Armisticio (22 de junio de 1940), el ministro Pierre Laval solicita al Parlamento que le otorgue al héroe de Verdún  plenos poderes. De 662 diputados, 565 votaron a favor y 80 en contra, 17 se abstuvieron; y al día siguiente el anciano mariscal disuelve las cámaras de los representantes del pueblo y elimina la Constitución. La Tercera República había muerto pero no el Estado. La burocracia y policía francesa cooperarán en la creación de las condiciones para llevar a cabo la persecución, confinamiento y deportación a los campos de exterminio de los compatriotas judíos. La Francia que había dado al mundo los principios de la democracia-liberal, los “Derechos del hombre y del ciudadano” de su Revolución; ahora se hacía cómplice del mayor crimen de la humanidad: el genocidio racional, sistemático, masivo e industrializado de los judíos y los pueblos considerados inferiores por la ideología del odio.

La semana que viene seguiremos con el tema de la Shoah y del “Nuevo Orden” que pretendía establecer el Tercer Reich en Europa. No trataremos Francia, sino el resto del continente ocupado y cómo la Solución Final se comenzaba a aplicar, pero también lo relativo a la mano de obra “esclava” y los prisioneros de guerra, durante el año de 1942. Es una de los artículos que hacemos, no de un hecho que cumple 80 años exactamente tal como el de hoy, sino aquellos en los que se revisan aspectos permanentes de la SGM: Nuevo Orden y Genocidio, economía, Batalla del Atlántico, Bombardeo sobre Europa, entre otros.

 


miércoles, julio 06, 2022

La difícil tarea de apoyar a Rusia (el desastre del convoy PQ 17 en el Ártico)

La difícil tarea de apoyar a Rusia

Publicado el 06 de julio de 2022

Si Hitler invadiese el infierno, yo pronunciaría al menos una buena palabra en favor del diablo ante la Cámara de los Comunes. (Winston Churchill).

En las aguas heladas del Ártico el convoy PQ 17 va rumbo a la Unión Soviética (URSS). El Reino Unido había prometido apoyar el esfuerzo de guerra soviético en contra de la invasión del Tercer Reich desde el mismo día que esta ocurrió (22 de junio de 1941). Una parte de lo que se obtenía de Estados Unidos (EEUU) con la Ley de Préstamo y Arriendo, terminaría también en los campos de batalla ruso. Pero para lograrlo una de las rutas recorría el helado trayecto de Islandia hasta el puerto de Arcángel; región dominada por la Alemania Nazi gracias a sus submarinos, buques de superficie y bombarderos de la Luftwaffe, con puertos y aeródromos en la Noruega ocupada desde abril de 1940. El PQ 17 lo formaban 35 mercantes escoltados por 20 barcos de guerra. El 27 de junio habían partido y a los trece días solo once mercantes llegaron a su destino. Fue el convoy con mayores pérdidas en la Segunda Guerra Mundial (SGM).

En 1942 los Aliados angloestadounidenses sabían muy bien que sin el apoyo material (comida, vehículos y armas de manera prioritaria) la Unión Soviética (URSS) sería derrotada por la avasallante fuerza militar del Tercer Reich. Se había salvado el año anterior por una mezcla de coraje y sacrificio del pueblo, apoyo material externo y el exceso de confianza de la Alemania de Hitler en considerar que la campaña estaría terminada antes del Invierno. ¿Qué pasaría ahora si la Wehrmacht lograba controlar las fuentes de petróleo rusa en el Cáucaso y cerraba la ruta de abastecimiento por el Mar Caspio? De nada valdría la recuperación de la producción de armas que había comenzado en el año de 1942, cuando se terminaron de mudar e instalar la industria soviética más allá de los Urales. La ruta del Ártico tenía que mantenerse costara lo que costara.

El primer convoy fue el llamado “Dervish” que llegó a Arcángel el 31 de agosto de 1941. El siguiente fue el PQ 1 llamado por esas siglas al ser comandado por el capitán Phillip Quellyn Roberts y que llegó de manera exitosa en octubre. Desde ese entonces se mantendría una continuidad de dos convoyes por mes hasta el desastre del PQ 17. En agosto no se enviaría, pero a partir de septiembre se reanuda y fue escoltado por un portaviones. En octubre se detuvieron por un mes debido a la “Operación Torch” en el Norte de África. Después cambiarían a las siglas JW.

En el año 42 los alemanes se propusieron impedir su paso por el Ártico, para lo cual concentraron los pocos cruceros y acorazados ligeros que le quedaban, y el único pesado que poseían (gemelo del Bismarck): el Tirpitz. La Luftwaffe reunió en la zona poco más de 200 aviones (Luftflotte 5) estacionados en Noruega, junto a 11 submarinos. La exitosa operación que llevarían cabo contra el PQ 17 la descubrí en mi adolescencia gracias al emocionante relato del autor Cajus Bekker publicado en 1964 y conocido originalmente como Angriffshöhe 4000, pero leído en castellano gracias a la editorial Bruguera y bajo el nombre de La Luftwaffe (1968). En su capítulo “27. Alarma en el océano Glacial Ártico” narra cómo el convoy fue descubierto por la patrulla de los cuatrimotores FW 200 “Condor” y el contraespionaje en Reyjkavik, para luego preparar el ataque.

El PQ 17 fue seguido sigilosamente por dos submarinos que darían su ubicación. Cuatro submarinos trataron de hundir los mercantes el dos de julio pero fracasaron ante la defensa de los destructores. Después ocho hidroaviones He 115 (que portaban un solo torpedo cada uno) lo intentaron pero el fuego antiaéreo de los buques los hicieron desistir. Al día siguiente tendrían éxito con un barco estadounidense hundido; pero el mayor logro lo obtuvieron los Heinkel He 111, el famoso bombardero bimotor el cual llevaba dos torpedos en su versión H-6. Al anochecer del cuatro de julio en vuelo rasante los He 111 lograron hundir cinco mercantes. Pero lo peor vendría después por un terrible error de inteligencia británico que obligó dispersar el convoy, al tener información que sería atacado por la flota de superficie alemana. En los cinco días siguientes los bombarderos Ju 88 y los He 111 fueron cazando a una racha de cuatro a seis barcos diarios. Se perdieron 2400 vehículos, 280 tanques, 120 aviones y 153 marineros fallecieron. La Luftwaffe solo perdió cinco aviones.

Sobre este desastre marítimo aliado se han producido varios documentales (el más famoso es el de la BBC del 2014: PQ17: An Arctic Convoy Disaster) y conozco una sola película con el título: P.Q. 17 (Frank Cox, 1981). Aunque la protagonizada por Humphrey Bogart sea la más conocida: Action in the North Atlantic (Lloyd Bacon, 1943) que fue estrenada en mayo de ese año, es decir, en plena guerra. La misma es ficción histórica pero basada en lo que padecían los marinos mercantes al cruzar esta ruta, por lo que es un homenaje al sacrificio de estos civiles. Novelas hay unas cuantas, siendo la más famosa: HMS Ulysses (1955) de Alistair MacLean. La semana que viene comenzamos con una serie de dos artículos sobre el Holocausto en 1942 al cumplirse el 80 aniversario de las redadas de París. El horror del velódromo, entre otros casos de persecución de los franceses judíos con la colaboración de unos cuantos compatriotas.

Mapa tomado de: mber 2007 (UTC) - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2819294