miércoles, diciembre 29, 2021

El 80 aniversario de las Navidades en la Segunda Guerra Mundial (IV). Año 1941 y los hombres-rana italianos

El 80 aniversario de las Navidades en la Segunda Guerra Mundial (IV)

Publicado en El Nacional

Las navidades del año 1941 en medio de la Segunda Guerra Mundial (SGM); además del importante encuentro entre los máximos líderes de los Aliados: Conferencia de Arcadia en Washington del 22 de diciembre de 1941 al 14 de enero de 1942 entre el Presidente Franklin Delano Roosevelt y el Primer Ministro Winston Churchill; mantuvieron los inevitables combates entre los cuales hemos querido describir seguidamente una hazaña fundamental que ocurrió durante el mes de diciembre y que fue opacada por los determinantes sucesos de Pearl Harbour y Moscú (ver nuestros artículos respectivos de finales de noviembre y la primera mitad del presente mes). Finalizamos con algunas anécdotas de Navidad, lo central en lo relativo al Discurso de Nochebuena del Papa Pío XII y lo que ocurrió el día de Año Nuevo de 1942.

La gran hazaña a la que nos referimos es una prueba más de la valentía del soldado italiano en la SGM, valentía que ha sido menospreciada por el cine generando una mala fama que hasta el momento no ha logrado superar del todo. De este hecho hay referencias en dos películas británicas (The Silent Enemy de 1958 y The Valiant de 1962), y solo una película italiana se le dedica: I sette dell'Orsa Maggiore. Esperamos que muy pronto Hollywood llene este vacío. Es otra de las historias que leí con gran fascinación en mi adolescencia gracias a Reader’s Digest en su traducción al castellano Selecciones: J. D. Ratcliff, 1963, “Los valientes hombres-ranas italianos” en Historias secretas de la última guerra. Después de un minucioso estudio y preparación, la famosa unidad de comando de la Regia Marina (armada italiana): Decima Flottiglia MAS bajo el liderazgo del teniente Junio Valerio Borghese (un convencido fascista y militar que merece un estudio aparte) llevaron a cabo el hundimiento de dos de los principales buques (y un tanquero) de la Royal Navy estacionados en el puerto de Alejandría: los acorazados: HMS Queen Elizabeth y HMS Valiant el 19 de diciembre de 1941.

Los hombres-ranas en parejas que dirigían cada torpedo tripulado llamado “cerdo”, fueron: Luigi Durand de la Penne y Emilio Bianchi hundieron el Valiant, Antonio Marceglia y Spartaco Schergat el Queen Elizabeth y Vincenzo Martellotta y Mario Marino el petrolero. La incursión fue audaz al tener que entrar al puerto cuando las redes de seguridad se abrían para dar entrada a otros buques, aunque por diversos problemas terminarían siendo capturados después de colocar las cargas, De La Penne avisó del peligro al comandante por lo que se pudo salvar toda la tripulación del Valiant: ¡1700 vidas! El plan inicial era que en Nochebuena fueran rescatados pero ya eran prisioneros de sus enemigos, aunque muy probablemente De La Penne la pasaría en paz por ser un “hombre de buena voluntad”. Años después, cuando Italia abandonó el Eje, este marinero se uniría a los Aliados y combatió contra las tropas nazis que había invadido su patria. Hoy en día una clase de destructores lleva su nombre y al finalizar la guerra cuando iba a ser condecorado con la máxima distinción italiana por el príncipe heredero Humberto, el antiguo capitán del Valiant: Sir Charles Morgan (comandante de las fuerzas navales británicas del Mediterráneo) estaba presente, y el mismo se adelantó diciendo: “¿me permite el honor de prender la condecoración sobre el pecho de este valeroso caballero?”

La SGM fue un tiempo de sufrimiento y crueldad; el 25 cayó Hong Kong y al día siguiente Manila sería declarada ciudad abierta ante la ofensiva japonesa en Asia, en la Batalla de Moscú se combatía como en el resto de los frentes y lo peor de todo eran los guetos, los campos de concentración (entre los que el primer campo de exterminio: Chelmno,  ya se había establecido el 7 de diciembre de 1941), los campos de prisioneros y el hambre y la opresión. Pero no dudo que todos los que la padecieron – ¡y más en navidades y víspera de Año Nuevo! – sintieron esperanzas ante sucesos como los que acabamos de relatar. Todos los que eran cristianos imploraron al Niño Dios en el pesebre o de alguna u otra forma al Absoluto Bien, para que 1942 la guerra se acercara a su fin y ellos junto a su familia pudieran sobrevivir.

El Papa en su Discurso de Nochebuena (que muchos escucharon por radio) volvió a repetir las propuestas de volver a la ley y los principios morales en las relaciones internacionales, respetando los derechos de las minorías y afirmó que la causa de la guerra estaba en la rebelión de los hombres “contra el cristianismo verdadero y fiel a Cristo y a su doctrina; forjándose un cristianismo a su gusto, un nuevo ídolo que no salva (…) y genera una nueva religión sin alma o un alma sin religión, un disfraz del cristianismo muerto, sin el espíritu de Cristo” Este es el punto 6 y en el 9 es evidente su ataque a los fascismos al decir: “En algunos países, una concepción atea o anticristiana del Estado, con sus vastos tentáculos, atrajo a sí de tal manera al individuo, que casi lo despojó de su independencia tanto en la vida privada como en la pública.”. Y recordó claramente lo que se vivía en toda Navidad a pesar del infierno de la guerra:

2. La estrella indicadora de la cuna del Redentor recién nacido desde hace veinte siglos resplandece todavía maravillosa en el cielo de la Cristiandad. (…) Ella enseña a no desesperar jamás: resplandece ante los pueblos incluso cuando sobre la tierra, como sobre un océano rugiente por la tempestad, se amontonan negros nubarrones, cargados de ruinas y de calamidades. Su luz es luz de consuelo, de esperanza, de fe inquebrantable, de vida y de seguridad en el triunfo final del Redentor (…).

La Conferencia de Arcadia que se desarrollaba en estos días de Navidad estableció los objetivos del año 1942 para los Aliados: coordinar los esfuerzos desde un Comité de Jefes del Estado Mayor Conjunto (aunque la Unión Soviética no estaba integrada totalmente en el mismo por ser un Frente lejano e independiente), la United States Air Force (USAF) apoyaría a la Royal Air Force (RAF) en el bombardeo de la industria alemana y la invasión del Norte de África a finales de año, dedicando todo el esfuerzo económico de ambas potencias en la meta de la victoria. El día de Año Nuevo de 1942 en Washington: 26 Estados en guerra con las Potencias del Eje (Los Estados Unidos de América, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, China, Australia, Bélgica, Canadá, Costa Rica, Checoeslovaquia, El Salvador, Grecia, Guatemala, Haití, Honduras, India, Luxemburgo, Nicaragua, Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos, Panamá, Polonia, República Dominicana, Unión Sudafricana, Yugoeslavia), subscribieron el programa común de propósitos y principios consagrados en la Carta del Atlántico (ver nuestro artículo respectivo a principios de agosto) en un documento que se denominó “Declaración de las Naciones Unidas” (primera vez que se usó este nombre propuesto por Roosevelt para definir a los que luchaban contra el Eje). Otros 21 Estados se adhirieron a la Declaración en una fecha posterior y estos fueron: México, Colombia, Iraq, Irán, Liberia, Paraguay, Chile, Uruguay, Egipto, Siria, Francia, Filipinas, Brasil, Bolivia, Etiopía, Ecuador, Perú, Venezuela, Turquía, Arabia Saudita, Líbano. Fue el núcleo de los que fundarían tres años después la Organización de las Naciones Unidas.

La guerra sería larga pero ya era imposible la victoria para los totalitarismos por el cúmulo de países que estaban en su contra y lo más importante: la ventaja industrial y militar estaba del lado de las democracias, las cuales había establecido las libertades como la meta fundamental de la lucha. Animados por el 80 aniversario de este noble compromiso, les deseamos a todos nuestros lectores un Feliz Año 2022 anhelando que todas las personas de buena voluntad sigamos apoyando los principios de aquella Declaración: “defender la vida, la libertad, la independencia y la libertad religiosa para conservar los derecho humanos y la justicia en sus propios países ASÍ COMO TAMBIÉN EN OTROS” (mayúsculas nuestras).

 

 

miércoles, diciembre 22, 2021

¿Cómo fueron las Navidades en la Segunda Guerra Mundial durante el año 1941? "Noche de paz" cambiada por Hitler

El 80 aniversario de las Navidades en la Segunda Guerra Mundial (III)

Publicado en El Nacional

El villancico de origen austriaco-alemán Stille Nacht, hellige Nacht (conocido como Noche de paz, noche de amor o Silent night) ha sido traducido a más de 300 idiomas, siendo esta la principal prueba de su gran popularidad la cual ya existía desde tiempos de la Segunda Guerra Mundial (SGM). Nacido en Oberndorf (Austria) en 1816 de la mano del sacerdote católico Joseph Mohr y en su música del maestro de escuela y organista Franz Xaver Gruber, expresa la esencia de la Navidad: la celebración del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, pero también el anhelo de la paz no solo espiritual sino también entre las naciones que en el caso de Europa salían de las largas guerras napoleónicas que duraron casi 20 años. Muy probablemente por todo esto sirvió como medio para detener la Gran Guerra - al menos unas horas - aquella Nochebuena de 1914, cuando los ejércitos enemigos de alemanes y franceses-escoceses la tararearon juntos demostrando ser hermanos en humanidad y fe en el Dios Amor que “volvía” a nacer. Pero una ideología del mal (el nazismo) pretendió torcer este hermoso mensaje cambiando su letra a una exaltación del Führer. Pero, al mismo tiempo, como una forma de decir que el enemigo no era el pueblo y la cultura alemana sino Adolf Hitler y sus nazis, los líderes de las naciones Aliadas desde Washington entonaron Silent night la víspera de la Navidad de 1941. Era la esperanza de una paz donde la civilización cristiana triunfara finalmente.

Los dos últimos artículos del año pasado los dedicamos a las navidades de 1939 y 1940 respectivamente. Dios mediante, siguiendo este proyecto de revisión de la historiografía y la cinematografía en el 80 aniversario de la SGM desde el 2019 al 2026, esperamos analizar dichas fiestas en las entregas antes del 24 y 31 de diciembre de cada año por lo que ahora viajamos al año de 1941. En el anterior texto explicamos cómo a finales de 1940 el nazismo, en palabras del Papa Pio XII, había avanzado en el proceso de descristianización de la cultura alemana. Para Hitler, según los textos de Hitler's Table Talk (conversaciones en la cena o posteriores a ella anotados por sus más cercanos colaboradores como Martin Bormann), el cristianismo debe desaparecer de Alemania y Europa porque este representa todo lo contrario a su concepción de la realidad. La cosmovisión hitleriana ve la historia como una lucha racial entre una supuesta raza “superior”: la aria (a la que pertenecía el pueblo alemán) y las “inferiores” que debían ser esclavizadas y/o exterminadas; por lo que era inaceptable una religión cuyo origen estaba en el pueblo judío el cual era considerado como la “antiraza”. Además, la Iglesia Católica y una importante parte de los protestantes venían haciendo críticas a sus políticas antisemitas, entre otros. De modo que su meta era sustituir gradualmente dicha religión y cultura con un culto al Estado con matices del paganismo de las antiguas tribus germánicas, y en el año 1941 esta meta se hizo más urgente ante los fracasos en Rusia y un nuevo y poderoso enemigo: Estados Unidos, por no hablar de la implementación de la “solución final”. En este contexto era lógico que el villancico más popular que cantaba al nacimiento de Dios encarnado en un niño judío fuera cambiado radicalmente y desapareciera toda referencia a la paz y el amor.

Por parte de los Aliados ocurría todo lo contrario y así lo demostró la agenda de la Conferencia de Arcadia (nombre clave de la primera conferencia de Washington del 22 de diciembre de 1941 al 14 de enero de 1942) entre el Presidente Franklin Delano Roosevelt y el Primer Ministro Winston Churchill, la primera cumbre posterior a Pearl Harbor que tuvo como fin establecer la estrategia en contra del Eje. La misma contenía una serie de encuentros más allá de lo político-militar relativos a la Navidad tanto en la Nochebuena como al día siguiente: cena, servicio religioso y canto de villancicos en común, dedicatoria del árbol nacional de Navidad con los respectivos discursos de ambos ante quince mil personas (hecho del cual existe video en youtube) y el compartir en la misma White House que según palabras de sir Winston: "Vivimos aquí como una gran familia, en la mayor intimidad e informalidad". Era la consecuencia de los fuertes vínculos entre ambos por ser democracias, cristianos, de origen anglosajón y compartir preocupaciones desde que se inició la guerra y más ahora que ambos se encontraban amenazados por los mismos enemigos. El encuentro en agosto para firmar la Carta del Atlántico, la cual contiene ocho principios entre los que destacamos el sexto (en nuestro análisis de su aniversario en dicho mes): “Una vez abolida la tiranía de la Alemania hitleriana, esperaban ver instaurada una paz que permitiese gozar a todos los pueblos de la seguridad (…) y que diese a los hombres la garantía de una vida liberada del temor y la necesidad”; había establecido la meta que la prioridad era vencer primero al Tercer Reich que ahora se ratificaba.

El día de Navidad en la radio en Estados Unidos, Bing Crosby canta White Christmas por primera vez. Sobre esos dos días nos cuenta Winston Churchill – en el “Capítulo V. Un viaje en plena guerra mundial” del “Libro III. La Gran Alianza” de su obra: La Segunda Guerra Mundial, 1948-56 –:

Celebramos la Navidad con sencillez. (…) Fuimos juntos a la iglesia el día de Navidad; el sencillo servicio me llenó de paz y disfruté cantando las canciones tradicionales y una, ‘Oh, pueblito de Belén’, que no había oído nunca. Sin duda, muchas cosas fortalecen la fe de todos los que creen en el gobierno moral del universo.

Y los discursos de ambos líderes ante el árbol de Navidad y las multitudes frente a White House el día anterior se les escuchó hablar sobre la alegría de los niños en estas fechas y de la necesidad del sacrificio para no permitir que la misma desaparezca. El Presidente Roosevelt ofreció varias respuestas ante los grandes dilemas de cómo vivir la Nochebuena en medio de la guerra, de las cuales les dejo la que he considerado más importante y que está en íntima relación con la letra del villancico Noche de paz:

Our strongest weapon in this war is that conviction of the dignity and brotherhood of man which Christmas Day signifies-more than any other day or any other symbol. Against enemies who preach the principles of hate and practice them, we set our faith in human love and in God's care for us and all men everywhere.

La semana que viene trataremos otros aspectos de las Navidades y Año Nuevo de la SGM de 1941 pero le daremos mayor importancia a cómo lo vivieron los combatientes; debido a que hoy nos centramos en la experiencia de los líderes de las mayores potencias en conflicto, aunque se dirán otras decisiones de esta larga conferencia de Arcadia. Aprovechamos ante la cercanía de Nochebuena para dar un saludo lleno de afecto a todos nuestros lectores y a los que nos apoyan en este proyecto de investigación y divulgación sobre la SGM (mención especial merece la comunicadora social de El Nacional: Patricia Molina). A todas las personas de buena voluntad: ¡Feliz Navidad!