jueves, junio 30, 2011

Estamos de acuerdo: Juan Germán Roscio, un prócer civil que merecía estar en el Panteón Nacional por fin será enterrado allí


Ayer fue aprobado en consenso por los diputados de la Asamblea Nacional el traslado de los restos del político, abogado e ideólogo del movimiento independentista del país, Juan Germán Roscio, que reposan en las ruinas de la Capilla Santa Ana, ubicada en Cúcuta, Colombia, al Panteón Nacional, donde se encuentran personajes destacados de la historia venezolana.
Así lo informó Reinaldo Bolívar, promotor de la iniciativa. Al respecto, señaló que esta decisión fue tomada a petición de los escritores e investigadores que han seguido de cerca la vida de Roscio, en especial los nativos del estado Guárico, donde nació el político. Agregó que la propuesta fue asumida por el Concejo Legislativo de esta región.Bolívar dijo que el traslado de los restos de Roscio es considerado necesario por la importante labor que desempeñó este prócer de la Independencia al dedicar gran parte de su vida a la lucha por los derechos y deberes de todos los venezolanos.PROMOTOR DE LA CAUSA REPUBLICANAJuan Germán Roscio nació en San José de Tiznados, estado Guárico, en 1763 y falleció en Cúcuta, Colombia, en 1821. Se desempeñó como uno de los principales promotores del movimiento del 19 de Abril de 1810.Roscio fue el principal redactor del Acta de la Independencia en julio de 1811 y participó en la elaboración de la Constitución de Venezuela en diciembre de ese mismo año. Luchó junto a Simón Bolívar en la reconstitución del país y la creación de la Gran Colombia.

Análisis de Oppenheimer sobre los 12 años de gobierno chavista

OPPENHEIMER: El Milagro Venezolano

“OPPENHEIMER PRESENTA” los viernes a las 10 p.m. en V-Me Tv, por Comcast 201; Atlantic Broadband 652; WPBT 2.3; DirecTV 440 y Dish Network 846 y 9414

AOPPENHEIMER@ELNUEVOHERALD.COM

Los críticos del presidente venezolano Hugo Chávez han aprovechado su ausencia de varias semanas en Cuba por una enfermedad no especificada para culparlo de toda clase de maldades, pero ya es hora de darle crédito por haber producido un verdadero milagro económico en su país.

No estoy bromeando. Lo que Chávez ha hecho en Venezuela durante los últimos 12 años es nada menos que un milagro económico: pese a beneficiarse del mayor boom petrolero en la historia de Venezuela, de alguna manera ha logrado dejar el país hecho trizas.

Venezuela tiene una de las tasas de crecimiento más bajas de Latinoamérica, uno de los índices de inflación más altos de la región, cortes diarios del suministro eléctrico, escasez de alimentos, y un porcentaje de delitos sin precedentes en el país. Y lo que resulta aún más asombroso, tratándose de uno de los mayores productores de petróleo del mundo, Venezuela ha comenzado a importar electricidad de Colombia, según confirmó el ministro de energía eléctrica venezolano Alí Rodríguez el 15 de junio.

Es una proeza notable, si se considera que los precios del petróleo se han disparado desde $9 el barril cuando Chávez asumió su cargo en 1999 a $100 el barril actualmente. Aunque Venezuela tuvo booms petroleros en 1974 y 1979, esta ha sido la bonanza petrolera más grande y más prolongada del país.

Según cifras del Banco Central de Venezuela, los ingresos petroleros del país han sumado $700,000 millones desde que Chávez asumió la presidencia, según me dijo José Guerra, director del departamento de Economía de la Universidad Central de Venezuela, la principal universidad estatal del país. “Eso excede los ingresos petroleros del país durante los 25 años anteriores”, agregó Guerra.

Y sin embargo, esto es lo que Chávez tiene para mostrar:

-Mientras las economías latinoamericanas crecieron en un promedio de casi el 6 por ciento el año pasado, la economía de Venezuela bajó un 1.6 por ciento, después de haber caído otro 3.3 por ciento el año anterior, según cifras de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL).

-Mientras la mayoría de los países latinoamericanos tienen un índice de inflación de un solo dígito, el índice inflacionario venezolano subió desde el 12 por ciento de hace una década hasta el 27 por ciento el año pasado, según cifras la CEPAL. El índice inflacionario oficial de hoy es de alrededor del 25 por ciento.

-Mientras la mayoría de los países latinoamericanos están recibiendo inversiones extranjeras record, Venezuela sufre de fuga de capitales, y la deuda externa del país ha aumentado de $35,000 millones en el 2001 a $58,000 millones en el 2010, según la agencia de las Naciones Unidas.

-Los cortes de energía que afectan a casi todo el país, con la excepción de la capital, son los primeros que se recuerden en años recientes. Al principio, el gobierno se los adjudicó a la sequía, pero los economistas dicen que los cortes se deben a una casi absoluta falta de inversión en las instalaciones eléctricas durante los últimos años.



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lunes, junio 27, 2011

El amigo y diputado de la AN: Luis Barragán, nos habla del proyecto de ley que tergiversará la historia de los sesenta en Venezuela


Luis Barragán ND
Sobre el viejo y nuevo terrorismo de Estado
27 Junio, 2011



En fecha 21 de los corrientes, la bancada oficialista planteó la primera discusión del Proyecto de Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y Otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Período 1958-1998 (PL), cuyo ponente fue el diputado Fernando Soto Rojas. Familiares y relacionados de las víctimas, acudieron al hemiciclo, aunque no pudo escucharse a José Vicente Rangel, igualmente invitado, pues se retiró luego de la prolongada y justificada paralización de la sesión ocasionada por el arbitrario propósito de allanar la inmunidad parlamentaria de William Ojeda.


Hábito interesado, a última hora comparten la propuesta escrita definitiva, precedida por una campaña en los medios oficiales que la generaliza. Importa reconocerlo, hay una ambientación previa que acarrea un desafío adicional para el debate.

Por lo pronto, observamos:

1) El proyecto constituye un recurso extraordinario para la segregación, el revanchismo político y la estigmatización gubernamental de todo oponente o disidente. Exclusivamente destinado a proteger – según lo entiende – a los “militantes revolucionarias y revolucionarios” del período 1958-1998, protección especial; luchadores “anti-imperialistas, por la democracia popular y el socialismo en Venezuela”; atribuyendo al Ejecutivo Nacional el reconocimiento y la declaración de “marti (SIC) por la democracia popular, la liberación nacional y el socialismo” (PL: artículos 1, 4, 17, 20, 23). Y, aunque cabe la posibilidad de promulgar leyes especiales orientadas a la protección de las personas en circunstancias muy específicas, el proyecto de marras comporta una desuniversalización de la ley, institucionalizando – por lo demás – a determinadas expresiones de la sociedad civil, incluyendo a grupos paramilitares como los colectivos, en detrimento de entidades de meritoria trayectoria (por ejemplo, COFAVIC). Establece
una garantía de no repetición de los hechos denunciados, circunscritos al referido período, indicio de una inevitable vocación universalista que frenan los actuales intereses del poder establecido (PL: 17). Evidentemente, niega los excesos y las víctimas del propio proceso subversivo, el papel de las Fuerzas Armadas Nacionales y, añadimos, los alcances de la otrora Política de Pacificación, gracias a un instrumento legal en ciernes de radical parcialidad y sentido político e ideológico.

2) Invocado el artículo 29, importa hacerlo también con los artículos 30 y 31, todos constitucionales, habida cuenta de las denuncias interpuestas y decisiones adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por estos años, demostrativo de un intención y utilidad política inmediata del proyecto. Por cierto, al referirse a las fuentes empleadas, el expositor de los motivos del proyecto no puede desactualizar los derechos humanos, reconociéndolos únicamente para el período que le interesa.

3) Consagrada el delito político para un sector de la población, novedosamente tipificado el de la postura – según lo entienden – anticomunista, pues establece un suerte de fuero para los que profesaron o profesan la “doctrina anticomunista de la contra-insurgencia” (PL: 4, 6). En última instancia, consagra al enemigo interno propio de las consabidas doctrinas continentales de seguridad nacional, a la que se apegan aunque paradójicamente la cuestionen, desconocido el principio de corresponsabilidad del Estado y la sociedad civil para definirla e implementarla de acuerdo al artículo 326 constitucional.

4) Reto en materia probatoria y, acaso, consagración de la presunción como elemento suficiente para castigar, establece un conjunto interesante de modalidades y tipos de terrorismo de Estado que sería, en el fondo, la finalidad legislativa. Partimos de la pérdida de posibilidades laborales y académicas, hasta la desaparición forzada, etc. (PL 6, 19), aunque lucen redundantes invocar el acceso a la justicia, la celeridad de las diligencias del Estado o el derecho a la verdad (PL: 8, 9, 13). Acá diferenciamos entre las manifestaciones clásicas del terrorismo de Estado, y las más novedosas o sofisticadas que escapan del ámbito temporal del proyecto. Sostenemos que, a una sociedad de una básica e irrebatible cultura democrática, le ha correspondido otra expresión de terrorismo de Estado, ejercido por delegación para no implicarlo o responsabilizarlo directamente, quizá de baja intensidad que reporta también un déficit de autoridad, pues, la población ha estado a la merced de organizaciones pro-gubermanentales o
para-gubernamentales que la acechan y agreden sistemáticamente, con la aquiescencia, indiferencia o negligencia interesada del Estado. Incluye la militarización de la sociedad, la reclusión de la disidencia política y de los protestatarios sociales con la delincuencia común. El sometimiento al escarnio público de la dirigencia opositora, la acusación de golpista o apátrida de todo disidente, las inhabilitaciones administrativas, el servicio forzado de los empleados públicos para labores de proselitismo, el desconocimiento de la inmunidad parlamentaria, la obstaculización del cabal ejercicio de los derechos políticos, por no citar los exilios arbitrarios, el hostigamiento, el perjuicio patrimonial, las amenazas de muerte, la extorsión, la impunidad derivada de indultos o amnistías selectivas que contempla el propio proyecto (PL: 1, 2).

5) Llama la atención que el Ejecutivo Nacional, considerado única manifestación del Poder Popular, monopolice la materia, pues la Comisión de la Verdad sorprendentemente está adscrita a un despacho ministerial, limitada temporalmente, sin precisión alguna de su naturaleza jurídica (PL: 4, 7, 10, 11, 17). Rompiendo con lo universalmente entendido e implementado respecto a las comisiones de la Verdad, añadimos una confusa relación institucional con el Ministerio Público o la Defensoría del Pueblo o el reconocimiento exclusivo que pueda dispensar a través del registro interesado de las personas y casos. Curiosamente, la instancia dependiente del Presidente de la República, está integrada por fiscales de hecho, quienes “podrán actuar por cuenta propia o por intermedio de un delegado plenamente facultado para tal efecto”, pudiendo imputar a aquellos que no le presten la colaboración solicitada (PL: 10, 15)

6) Interesante la consideración en torno al patrimonio documental público y privado que abrirá dicha Comisión del Ejecutivo (PL: 13, 14, 16). No obstante, actualiza la necesidad de actualizar la legislación sobre los archivos públicos, el papel del Archivo General de la Nación y la desclasificación de los documentos policiales, partidos, medios impresos y audiovisuales, agregando hasta militares capaces también de dar cuenta de los procesos disciplinarios hipotéticos relacionados con la materia.

7) Delicado “rescate de la memoria histórica” (PL: 1), que olvida otras incidencias como el golpismo recurrente de derecha o la denostación de Fidel Castro contra el PCV, en los sesenta. Hay una interesada interpretación histórica subyacente que evade la responsabilidad misma de la insurrección marxista, consabidamente errada, amén de dar al traste con toda la discusión política e ideológica que generó la derrota entre las décadas de los sesenta y setenta. Peligroso rescate, pues protege de antemano la versión oficial de acontecimientos concretos que parte de El Porteñazo hasta el 4-F y la posibilidad abierta de inculcarla acríticamente a través de los textos escolares (PL: 23). Valga reconocer el coraje de los denunciantes de entonces, recordando que José Vicente Rangel nunca perdió la inmunidad parlamentaria por ello. Sostenemos que el proyecto en cuestión, está orientado a una “cacería de brujas” que implicará a quienes no vivieron aquellas décadas, por las obvias razones de edad.

A modo de conclusión, la importancia, pertinencia y posibilidad es la de una Ley Contra el Terrorismo de Estado que actualice sus formas o modalidades, en la cual – universalizada, sin delimitación temporal – puedan también subsumirse los casos o eventos de las décadas pasadas. Sostenemos la urgencia de perdonar haciendo justicia, sin añadir otros artificios para una discordia que se nos antoja frecuentemente morbosa.


@luisbarraganj

domingo, junio 19, 2011

Nos quedamos sin otro gran historiador en Venezuela: Oscar Sambrano

El Príncipe no tenía Corte, ni jamás la quiso fomentar

ELÍAS PINO ITURRIETA | EL UNIVERSAL
domingo 19 de junio de 2011 12:00 AM
Oscar se preocupaba de que escribieran adecuadamente su apellido. En las cartas que debía leer en el Conac y en los actos protocolares a los cuales debía asistir, usualmente lo ponían con zeta. Sambrano con ese, decía entonces de la manera más cordial. Con esa ese que lo atribulaba pasará a la historia de la serena civilización que representó, de la cultura de obra hecha con solvente contenido y buenas maneras que deja como contribución.

Lo de las buenas maneras puede parecer trivial, pero es todo lo contrario en un ambiente cada vez más escarnecido por la vulgaridad y por la violencia de la comunicación. Sus amigos le decíamos El Príncipe por las finezas del trato y por la calidad del porte físico, y llegué yo a escribir en una oportunidad que era un príncipe sin los defectos de los príncipes. No es poca cosa que así se relacionara con el prójimo, independientemente de la ubicación de cada quien en la escala social, debido a la lección de comedimiento que ofrecía mientras, poco a poco y sin darnos cuenta, se iban perdiendo los consejos de mesura y cortesía provenientes de una educación que también se nos iba escurriendo de las manos. De los vínculos con Oscar manaba una sensación de alejamiento de los chiqueros, que echaremos mucho muy en falta. No es poca cosa, debo repetir, cuando hoy Venezuela es cada vez más un torneo de procacidad y una muestra de subestimación del interlocutor, debido a las cuales se pierden signos fundamentales de una identidad compartida. La atenta amistad que prodigaba era, por desdicha, una señal de la civilidad que se perdía.


Pero también era camino abierto para la bienvenida de la pluralidad, otro oxígeno cada vez más infrecuente de la vida venezolana. La amplitud de su círculo jamás se desvirtuó por la presencia de la discordia, ni por el rechazo de diferencias de pensamiento como las que hoy dividen a quienes participamos en la actividad intelectual y a la mayoría de las personas que se preocupan por el bien común; o como las que se imponen desde la cúpula. En los cargos públicos que detentó, de alta responsabilidad en épocas sucesivas, jamás le cerró el paso a quien pensara distinto. En las editoriales que dependieron de su dirección no sucedió ni un amago siquiera de censura. En los despachos que dependieron de su influencia habitó una fauna abigarrada a cuyos miembros no les pedía el jefe que le recitaran el credo para que redactaran después sus trabajos, soltaran sus opiniones y cobraran sus quincenas. Ni siquiera en las discusiones del presupuesto que debía atender como presidente del Conac, habitualmente frías y proclives a las zancadillas y a los encontronazos, se dejó manejar por preferencias inconfesables. Pese a que se interesó por la política y participó activamente en sus conciliábulos desde 1958, apenas derrocada la dictadura, la pureza espiritual fue su antídoto contra los venenos del sectarismo y la exclusión. Tal vez por eso su estrella fuera pasajera en esos cielos. No es poca cosa, tal y como están las cosas.


La solvente formación profesional le permitió dejar una obra digna de especial consideración, desde luego, pero seguramente las cualidades de su trato ayudaron en la faena. La Casa de Bello no fue sólo un centro activo de investigaciones cuando la dirigió, sino también un oasis frente a las asperezas del desierto. La elaboración de un monumento como las Obras Completas de Andrés Bello dependió de una excepcional preparación intelectual, pero también de la generosidad en la selección de los colaboradores y de la apertura de las discusiones que sirvieron como antecedente. Los estudios sobre Julio Garmendia son un ejercicio de escrupuloso análisis, pero también una prenda de reverente amor por el maestro. Los manuales de literatura para bachillerato fueron hechos por un pedagogo de altos vuelos, pero también los movió el resorte del afecto desbordado por los estudiantes, probado en su paso por las aulas de los liceos, del Instituto Pedagógico y de la Escuela de Letras de la UCV. La renovación de la Academia de la Lengua, que es hoy una realidad, partió de su entendimiento de los avances de una disciplina, pero también del deseo de dar cabida a unos profesionales que no estaban en su seno y quienes merecían el sillón en el cual por fin se sentaron.


El Príncipe no tenía Corte, ni jamás la quiso fomentar. No tenía acólitos a su alrededor, sino simplemente gente de diversa calidad a la que no utilizó como alternativa de ascenso, ni como refuerzo de posiciones apreciadas por el medio intelectual y por el poder político. Tampoco como alternativa de acceso a la riqueza material. Pudo ser un habitante de Palacio, próximo al hombre en quien se resumía la mayor autoridad de la república, pero evitó la tentación. Su vocación no fue la del dominio del otro. Prefirió la vida de un hombre relativamente público a quien jamás encandiló el fanal de la celebridad. Se aficiono a breves incursiones en la feria que no lo alejaran de la casa de su familia, pasos recortados entre el hogar y el ágora con la compañía de la mujer más adecuada que, para su fortuna, pudo conseguir en el pueblo. Quizá su único coqueteo con la vida entendida como espec- táculo se concretara en una serie que manejó para Vale TV, pero la hizo desde su habitación, con pocos reflectores, más como un servicio que como una posibilidad de lucimiento. De allí que fuera, en esencia, el limpio y mesurado Sambrano con ese a quien siempre recordaré con respeto.


pinoitu@hotmail.com

lunes, junio 13, 2011

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) nos habla sobre la historiografía chavista en lo relativo a la visión del siglo XX



De los empeños de manipulación de la memoria que lleva a cabo el presidente Chávez

ELÍAS PINO ITURRIETA | EL UNIVERSAL
domingo 12 de junio de 2011 12:00 AM

El Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia ha provocado una polémica que traspasó las barreras nacionales. El hecho de que afirmara uno de sus colaboradores que Franco no había establecido un totalitarismo en su país, sino apenas un régimen autoritario, generó justificadas protestas de los círculos intelectuales y del ciudadano común. Los sillones de los académicos aún se estremecen por el terremoto de los comentarios provocados por su diccionario. No se trata ahora de participar en la trifulca, aunque bien se pudiera debido a los nexos de nuestra sociedad con aquella en la cual reinó el Caudillo, sino de referir el asunto de la memoria histórica relacionado con el episodio y traído a colación hace poco por uno de los representantes más calificados de la historiografía escrita en castellano: Ángel Viñas.

Especialista en el análisis del gobierno de Franco y en los sucesos de la Guerra Civil, en lugar de arremeter contra la institución responsable del debate, llama la atención sobre los problemas que genera la memoria histórica cuando esta se desarrolla después de un conflicto capaz de dejar cicatrices indelebles, como es el caso del enfrentamiento fratricida de los españoles; pero también cuando las partes involucradas en los dos lados del conflicto tratan de escribir su historia según el panorama que quieren observar desde atalayas tendenciosas y parciales. La historia escrita desde cualquiera de esas atalayas no guarda relación con el pasado, especialmente la que escriben los ganadores, afirma Ángel Viñas, sólo repite una operación de patrañas y clichés semejante a la ordenada por Stalin en torno a los hechos de la revolución soviética. Partiendo de tal premisa, el párrafo que dedica a la denominada historiografía franquista es como sigue, palabras más, palabras menos: va esencialmente tras el empeño de ocultar los horrores cometidos entonces por los triunfadores, pero, especialmente, busca la manera de maquillar los motivos que provocaron el alzamiento contra el gobierno legítimo de España. La afirmación del colega español sirve para hablar sobre los empeños de manipulación de la memoria que lleva a cabo el presidente Chávez, según se tratará de sustentar a continuación.

La inexistencia en Venezuela de una guerra como la civil española impediría un tratamiento del tema de la manipulación de la memoria según lo maneja Viñas, pero sólo a medias. En realidad aquí no sucedió antes del advenimiento del chavismo un conflicto susceptible de marcarnos con heridas sin restañar, como pasó en la Península, pero el Presidente se ha empeñado en crearlo con su retórica. ¿Cómo reconstruye las vicisitudes de la segunda mitad del siglo XX venezolano? Como una guerra de los explotadores contra los explotados, como una calculada expoliación del pueblo por los adecos y los copeyanos, en alianza con el tenebroso imperialismo; como una generalizada represión de las mayorías y como la empecinada negación de los valores fundamentales del humanismo. Los hechos condujeron, de acuerdo con sus machaconas interpretaciones, al advenimiento de la "revolución". No habla de batallas campales ni del asalto de ciudadelas, sino de un tipo especial de combate convenientemente disimulado cuyas consecuencias serían semejantes a las de las guerras declaradas y libradas a cabalidad. No le ha ido mal en la operación, hasta el punto de producir, hoy día, después de la contienda que jamás existió, las muertes, las dentelladas y las llagas cuya existencia nadie puede negar, pero que no fueron tan multitudinarias ni tan difíciles de curar.

En el empeño de manipulación, el Presidente ha llegado a calificar al siglo XX venezolano como "el siglo perdido de Venezuela", como el tiempo dilapidado que él viene a recuperar. El siglo XX es todo lo contrario, desde luego, es la fábrica del país que llegó a estar a la vanguardia de las sociedades del Continente por el repertorio de sus obras: educación masiva, sanidad cada vez más ampliada y satisfactoria, establecimiento de la industrialización, liquidación progresiva de las formas de represión, relaciones políticas cada vez menos erizadas, libertad de pensamiento, comunicaciones eficientes, grandes obras de infraestructura, modernización de los servicios, diversificación de las áreas de esparcimiento, multiplicación de los contactos con el exterior, adelantamiento científico y tecnológico... no tanto como en el paraíso, pero tampoco como para que la obra de nuestros padres y de nosotros mismos sea objeto de una descalificación así de escandalosa e injusta. Porque eso es exactamente lo que hace la manipulación: negar lo que se realizó en un período estelar de la historia por quienes fueron nuestros antecesores más cercanos, pero también por quienes vamos para viejos, con el único objeto de justificar lo que él pretende hacer con la sociedad partiendo de la idea poco o nada respetuosa que tiene de sus miembros.

Cuando trata el caso español y el desaguisado de la biografía de Franco, el maestro Viñas habla de la justificación del futuro a través de la tergiversación del pasado como una tentación que se convierte en necesidad cuando se asciende al poder por ruta escabrosa y cuando no se deben dar motivos al escándalo. O cuando alguien quiere permanecer en el trono por motivos inconfesables, se puede agregar. No parece que se trate apenas del problema de un diccionario, ni de algo que sólo incumbe a la Real Academia de la Historia.

eliaspinoitu@hotmail.com

domingo, junio 05, 2011

El historiador venezolano y amigo Tomás Straka habla sobre el uso político de la historia

Historiador Tomás Straka en el museo "Casa de la Estrella"

"Nuestros grandes ideales siguen siendo de libertad"

Valencia, junio 4 (Silmari Rivas Rubin).- Al destacar que nuestros grandes ideales siguen siendo de libertad, el historiador Tomás Straka alertó que en este momento de la sociedad venezolana, especialmente politizado, polémico y polarizado, cualquiera quiere manifestarse como la consumación del proyecto de los libertadores porque eso da, obviamente, un manto de legitimidad, sea cual sea la propuesta.
Straka, profesor a la Universidad Católica Andrés Bello, donde dirige las maestrías de historia, dictó este sábado la conferencia "Reflexiones a dos siglos de la Independencia", por invitación de la Academia de la Historia del Estado Carabobo, en el museo "Casa de la Estrella".
Alertó que dan a la historia las torceduras necesarias para, de alguna manera, acercarla a lo que se propone. Es -continuó-, el típico historicismo que hemos padecido en Venezuela desde el siglo XIX, todo el mundo quiere "arrimar la brasa a su sardina".
Pero -añadió- hoy, como nunca, la figura del Libertador y el recuerdo de la gesta emancipadora están presentes en las propuestas políticas, lo cual genera verdaderas reservas en los historiadores: "No siempre se rinde culto a la verdad".
Indicó que hoy más que nunca, cuando el discurso histórico es manejado en función a los más diversos intereses, es necesario rescatar el sentido que los padres de la patria quisieron dar a la independencia, de crear una república, un régimen de libertades, un régimen de institucionalidad, de derecho, de justicia.
"Esto fundamentalmente tiene que ser puesto sobre la mesa, no para responder a un mandato de generaciones anteriores, porque nadie tiene ese derecho, no es válido; sino para comprender sus valores y determinar cuáles tienen vigencia; para que, pensando en nosotros mismos, tomemos lo que más nos convenga y se ajuste a nuestros grandes ideales, que siguen siendo de libertad".
Straka ofreció una aproximación al significado de la independencia de Venezuela en el contexto global. Igualmente, invitó a entender a este hecho histórico como un doble propósito en un mismo tiempo: Crear un gobierno independiente, autónomo, separado de la nación española; y construir la libertad.
Aseguró que su propuesta principal fue construir una sociedad libre, donde el republicanismo y el régimen de libertad permitieran a cada venezolano construir su propio porvenir, en el marco de la legalidad, en el que estuvieran segregados la arbitrariedad y el nepotismo.
"Esto no se logró siempre, pero se sentaron las bases y como un ideal han servido para guiar la acción de los venezolanos. Contrariamente a lo que pudiera pensarse, hemos avanzado bastante hacia esa dirección", observó.
Straka es autor del libro "La Voz de los Vencidos", donde habla de rescatar a un sector importante de la sociedad, que durante la independencia se mantuvo leal al rey. A propósito, dijo que la polémica actuación de Valencia durante el proceso de emancipación fue trascendental y no se debió precisamente a su carácter realista, sino por razones regionales que explica su rebelión del año 11.
Por otro lado, comentó que La intensidad del movimiento historiográfico de la región lo ha vinculado con la Academia de la Historia del Estado Carabobo, con la que ha tenido constantes intercambios. Al mismo tiempo, agradeció la extrema gentileza de esta institución de invitarlo como conferencista para la sesión de este sábado en la "Casa de la Estrella".

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