martes, marzo 31, 2009

¿Otra derecha es posible en Venezuela?

¿Existe la derecha liberal en Venezuela?
Autor: Carlos Balladares Castillo (Publicado en Analítica.com ver aqui)
En una anterior entrega nos preguntamos en general por la derecha en Venezuela; afirmando que esta siempre representó una minoría, y que a lo interno de dicha minoría el lado conservador era el predominante. A pesar de ello, poco a poco parece surgir la otra cara de la derecha: el liberalismo; pero: ¿quiénes son los liberales hoy en día en Venezuela?.

El liberalismo nacional representa una tradición ligada a la Independencia y a las luchas políticas de todo el siglo XIX, la cual se ha mantenido hasta nuestros días en cultura constitucional básica (derechos humanos y libertades políticas) más no en la discusión del papel del Estado, en especial en la economía. Las doctrinas políticas dominantes de nuestro siglo XX - nacidas e inspiradas desde su momento fundacional por la “Generación del 28” - siempre aceptaron el intervencionismo estatal como algo normal, es así como esta idea fundamental del liberalismo fue dejada de lado; y es por ello, además, que lo que el marxismo llama “derecha” nacional (ejemplos como los partidos: COPEI, Primero Justicia y Proyecto Venezuela), es para los liberales una izquierda disfrazada de centro derecha. La mejor prueba de ello es que sus dirigentes y militantes nunca se han atrevido a catalogarse dentro del ámbito de la derecha.

Tres características nos atrevemos a ver en la derecha liberal venezolana: en un principio estuvo ligada a extraños casos de intelectuales que se rebelaron frente a las tendencias de izquierda de las mayorías de dicho “gremio”: el mejor ejemplo fue Carlos Rangel. Al expresarse organizadamente (“grupo Roraima”, o centros de estudio: IESA, CEDICE, etc.) se han desarrollado de la mano con grupos empresariales. A nivel de movimientos políticos sólo lograron obtener representación parlamentaria cuando se desarrolló el “boom neoliberal” a finales de los ochenta en América Latina, por medio del partido liderizado por Vladimir Gessen (Nueva Generación Democrática); y nos atrevemos a decir que fue más por el carisma de dicha persona que por su identificación liberal. En las siguientes elecciones, los partidos que se han identificado con la derecha liberal han logrado escasa votación.

A pesar de su débil presencia electoral en la actualidad; creemos que los postulados de la derecha liberal, representados por organizaciones como el Movimiento Demócrata Liberal, Directorio Popular Alternativo, Organización por la Democracia Liberal en Venezuela, y Rumbo Propio (del Zulia); podrían tener algún eco en medio de la radicalización izquierdista del gobierno de Chávez. Pueden ser el cambio pendular de más de 10 años de socialchavismo, pero también: una revolución en todo lo referente a la forma de entender la política (proponiendo un gobierno y Estado limitado), y la economía (mercados libres e instituciones independientes del Estado) y; en resumen: una nueva forma de relación entre el ciudadano y el Estado. ¿Está Venezuela preparada para un cambio de tal magnitud? ¿Desean los venezolanos realizar dicho cambio? ¿Tendrá la derecha liberal un espacio en la política venezolana del futuro?.
Páginas de la derecha liberal:

El concepto de “Caudillo” en Simón Rodríguez (II)

El concepto de “Caudillo” en Simón Rodríguez a través de su obra: Defensa de Bolívar (1830). (Segunda parte, ver la primera parte aquí)
Autor: Carlos Balladares
La idea de caudillo en Simón Rodríguez

Es difícil identificar el concepto de “caudillo” en Defensa de Bolívar, porque sólo en tres ocasiones usa esta palabra; en cambio usa frecuentemente la palabra “Jefe” (con mayúscula). En su Introducción a la defensa se refiere por primera vez a la palabra “caudillo”, habla de “el mérito de los caudillos…”
[1] para luego pasar a señalar lo que correspondería a dichos méritos, nombrando siempre a Bolívar como el ejemplo fundamental, pero también el hombre de armas y los “jefes”, porque estos tres son sinónimos para Rodríguez en esta primera parte. Es así como señala:

En Europa pelean soldados contra soldados, y los Jenerales, fuera del campo de batalla, van en coche: en América, el ejército ha combatido contra los elementos y contra los imposibles (…) ¡los Jefes padeciendo como el último soldado, trazaban los planes en la arena, y al ejecutarlos, les faltaba pertrechos y, a veces, subordinación. Pero, todo los vencía la presencia de Bolívar en el combate, y de lejos, su nombre reunía todos los ánimos, y conciliaba todos los intereses
[2].

Generales, Jefes, Bolívar; usados todos en una misma frase; porque para Rodríguez el caudillo es aquel que emprende campañas militares pero también, en íntima relación con los pueblos, los guía en la construcción de repúblicas: “todos los militares de talento envainan la espada para abrir los libros, desde el momento en que el enemigo les abandona el campo”
[3] y además, señala al referirse en especial a Bolívar: “su vida política se confunde con su vida militar: en un estado de cosas enteramente nuevo, los progresos de sus armas eran los de su gobierno”[4]. Los guía logrando la unidad entre todos, el caudillo es aglutinador, y este es otro de sus méritos; es así como dice: “(…) atrajo todos los partidos al suyo… concentró una acción… y regularizó el plan de operaciones que ha desarmado a sus adversarios[5]. La defensa de Bolívar es la defensa de los jefes, que son sus “compañeros”; y por ellos es que Rodríguez ha decidido debatir contra los que ofenden el modelaje de virtudes que representan.

En el segundo momento (frase) que usa la palabra caudillo, vuelve a relacionarla con la palabra “Jefe” usándola en mayúscula, como queriendo enfatizar su importancia y su alcance como autoridad, e incluso, en su íntima relación con el pueblo y la república como podemos ver en la frase que incluye la palabra caudillo:

Plugiese el cielo, por el bien de los Pueblos Americanos, que en cada región de América se levantase un hombre con las virtudes de Bolívar (…). Reflexionen bien, los caudillos de los Pueblos, 1° sobre las cosas, 2° sobre el estado en que las cosas los ponen. Vean que están cercados de realistas europeos y de Colonos Realistas, que son peores: que todos ellos trabajan, de acuerdo y sin cesar, acreditando la Monarquía Española, y que el medio más seguro de conseguirlo es desacreditar a los Jefes Republicanos[6].

Finalmente, en el tercer momento (frase) que usa la palabra caudillo, la vuelve a relacionar con la idea de pueblo y la causa republicana e independentista.

Entre los límites de la Monarquía y los de la República – entre la expiración de un sistema, y la creación de otro, no ha habido intervalo de tiempo: los Caudillos del pueblo, al proclamar la Independencia, dijeron como los monarquistas al ver morir a su rey: el rey es muerto = viva el rey! Esto es, viva la República!
[7].

Para Rodríguez; el concepto de caudillo no se diferencia de sus fines y acciones; es por ello que el fundamento de su defensa (de Bolívar como caudillo, y del resto de los Jefes) está en haber logrado un cambio radical en América. En adelante demostraremos como la argumentación de Rodríguez resalta más los fines que las acciones de los caudillos, y como dichas acciones deben ser juzgadas a partir del mérito e importancia de sus logros.

El problema de la definición de caudillo en Rodríguez está en el uso limitado de dicha palabra, sólo se refiere a ella en estas tres ocasiones, las cuales están íntimamente ligadas a Bolívar. El caudillo, parece ser entonces, un Jefe Supremo que une política y armas en un momento fundacional, pero jamás lo que entendemos hoy por caudillo como jefe que posee un ejército privado y que tiene el dominio de una región o localidad. La idea de caudillo como jefe militar será examinada seguidamente, con la intención de conocer el concepto que tiene Rodríguez de los jefes de armas; y si dicho concepto es parte inseparable de la definición de caudillo.
Referencias bibliográficas:

[1] Simón Rodríguez, 1830, Defensa de Bolívar, p. 198.
[2] Ibídem.
[3] Ibídem, p. 199.
[4] Ibídem, p. 202.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem, p. 232.
[7] Ibídem, p. 275.

lunes, marzo 30, 2009

El concepto de “Caudillo” en Simón Rodríguez (I)

El concepto de “Caudillo” en Simón Rodríguez a través de su obra: Defensa de Bolívar (1830).
Autor: Carlos Balladares

Introducción

El presente artículo está comprendido dentro de una investigación mucho más amplia, la cual comprende el estudio de los caudillos de origen popular en el proceso de Independencia. En dicha investigación se parte del análisis de los conceptos en torno al fenómeno del caudillo: caudillaje, caudillismo, caudillo – además -, siendo el estudio de la visión que tiene Simón Rodríguez un aporte que nos permite comprender la perspectiva de un testigo e intelectual de la época.

Hemos escogido la obra Defensa de Bolívar porque ella tiene como fin la justificación de ciertas conductas del Libertador, las cuales son perfectamente identificables como acciones caudillescas. El texto intenta rebatir un conjunto de acusaciones (el autor las llama “pruebas”) que hacen los enemigos de Bolívar, y que se establecieron como argumentos comunes entre los que buscaban desprestigiar su figura. La mayor parte de dichos argumentos se refieren al abuso del poder, a la acción arbitraria mientras gobernó o dirigió los ejércitos republicanos. Ejemplos de estas “acusaciones”, siguiendo la estructura de la obra: es el epíteto de “tirano” que corresponde al “ataque a su CARÁCTER”; luego “cinco pruebas generales” (“su popularidad y su liberalismo son aparentes”, “finge renunciar al poder para asegurarse mejor de el”, “hace cuanto puede para perpetuarse en el mando”, etc.) y “catorce pruebas particulares” (“se le han interceptado comunicaciones”, “entró en el Perú sin ser llamado”, “al entrar no se presentó a pedir órdenes de la autoridad suprema”, etc.), que corresponden al “ataque a su CONDUCTA”; y por último: “pruebas de intenciones” (“quiere coronarse”, y “propuso una constitución Monárquica”), que son la “denuncia de sus INTENCIONES”. También agrega una “NOTA” extra que se refiere a las acusaciones del populacho.

Hoy en día se tienen claras las diferencias entre caudillo, caudillismo y caudillaje; todas ellas corresponden a una de las tantas formas de personalismo político, entendiendo este último como el ejercicio “personal” del poder, expresión de la pura voluntad del gobernante únicamente sujeta a su propio arbitrio[1]. El caudillismo es un sistema político basado en la supra-subordinación por medio de lealtades personales entre caudillos, una especie de “caudillismo piramidal” donde existe un caudillo nacional que domina sobre caudillos regionales y locales[2]. El caudillo, por su parte, es una jefatura política personalista, basada en el control por medio del carisma de una hueste armada que obedece a sus designios y que determina su capacidad de negociación ante el poder[3]. El caudillaje se refiere a las formas de ejercicio de la jefatura, a la relación carismática entre el caudillo y la masa que lo sigue (a las razones del carisma); a las capacidades de mando y habilidades militares del caudillo, y a las lealtades personales (familiares, de compadrazgo, clientelares, etc.) que ha construido en su área de influencia local, regional o nacional[4].

El concepto de caudillo (como forma de personalismo político) a partir de los análisis de historiadores y científicos sociales en la actualidad nos muestran, además, una idea que ya creemos ver presente en Simón Rodríguez: la idea del “caudillo institucionalizador”. Esta idea se refiere a la necesidad que tienen las instituciones, especialmente en su momento fundacional, del impulso de la voluntad personal del líder para su creación y consolidación[5]. Existe en Rodríguez; un intento diferenciador, usando las palabras de los científicos sociales antes mencionados, entre institución y personalismo, cuando se refiere a dos ideas fundamentales al referirse a la autoridad política, ahora en sus palabras a: “gobernante” y “jefe”, y a su vez: “dirección” y “mando”. El caudillo para Rodríguez es el jefe, pero un jefe que construye repúblicas (instituciones); y el ejemplo fundamental en América del sur es Bolívar. Un posible peligro del estudio que pretendemos es el asignar rasgos actuales a las concepciones del siglo XIX, hemos tratado de no incurrir en ese error haciendo una revisión exhaustiva del uso que le da. Es nuestra intención diferenciar en Rodríguez las definiciones en torno al hombre de mando, resaltando entre dichas definiciones las de: “el caudillo”, “el militar”, “el jefe” y “el gobernante”.

Una limitación de nuestro estudio es que se centra en su obra la Defensa de Bolívar, sin examinar el concepto de caudillo en otros títulos de Rodríguez.
Referencias bibliográficas:

[1] Graciela Soriano, 2008, “Notas sobre el personalismo político”, p. 1.
[2] Diego Bautista Urbaneja, 1975, Caudillismo y pluralismo en el siglo XIX venezolano, pp. 135-137.
[3] Inés Quintero, 1997, “Caudillismo” en FUNDACIÓN POLAR, Diccionario de Historia de Venezuela (CD Rom).
[4] Graciela Soriano, 1996), El personalismo político Hispanoamericano en el siglo XIX, p. 57.
[5] Graciela Soriano, 2008, “Notas sobre el personalismo político”, p. 11.

domingo, marzo 29, 2009

Nos deja uno de los más importantes arquitectos de Caracas: Tomás Sanabria (1922-2009)

Este historiador (o pichón de historiador) está tan distraido (y lleno de trabajo) que se le pasó la muerte del gran arquitecto Tomás Sanabria el viernes 19 de marzo en la noche. Tenía 86 años y fue el creador de de varias de las obras más emblemáticas de Caracas, como: el Hotel Humbolt, El Foro Libertador, el edificio del Banco Central de Venezuela, el edificio de la Electricidad de Caracas, el CCCT, la sede del INCE en la avenida Nueva Granada entre otros. Nació el 20 de marzo de 1922 y realizó estudios en la Universidad de Harvard. Fue galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura en 1967, y hace apenas dos semanas, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, le había conferido el Doctorado Honoris Causa.

Tomás Sanabria: ¨Jamás imaginé que estábamos construyendo un símbolo ¨

Hace 51 años proyectó el Hotel Humboldt, encumbrado en lo alto de Caracas, icono que dejó como legado indeleble a las futuras generaciones

Por Johan M. Ramírez Foto: Natalia Brand

Pocas personas pueden decir, como Tomás Sanabria, que literalmente han ayudado a construir la ciudad. Es que, aunque muchos desconozcan a este personaje, es imposible que ignoren su obra. Arquitecto de profesión, con estudios en la Universidad de Harvard, proyectó varias de las edificaciones más importantes de la capital: el edificio de La Electricidad de Caracas, el Banco Central de Venezuela, el Ince de la Avenida Victoria, la Biblioteca Nacional, y, quizá sucreación más simbólica para los caraqueños: el Hotel Humboldt, coronando al imponente cerro El Ávila."Primero me pidieron que proyectara el edificio de La Electricidad. Lo hice, y me asignaron la construcción. A la inauguración asistió Pérez Jiménez, presidente entonces. A él le impresionó mucho, y por eso me solicitó trabajar una idea suya:el Humboldt", cuenta.Sanabria recuerda haber ascendido El Ávila antes de iniciar el proyecto. "Fue la primera vez en mi vida que lo subí. Tardamos diez horas. Lo que me inspiró fue el momento en que llegamos a la cima. Todo estaba nublado, pero en minutos se despejó, y aparecieron unas vistas fabulosas. La ciudad lucía hermosa. Fue una buena forma de comenzar", rememora.Presentados los planos, el propio Pérez Jiménez reprobó una de sus ideas. Sanabria proponía un casino dentro del complejo, pues creía, y cree aún, que era la única manera de financiar el edificio. El dictador apuntó: "En mi gobierno no hay casinos". Entonces su propuesta derivó en una con más habitaciones (70), aunque no tantas como deseaba el presidente (350).Iniciada la obra, Sanabria la supervisaba desde su oficina en Plaza Venezuela. A diario se asomaba a la ventana y, binoculares en mano, examinaba en ladistancia el avance de los trabajos."Jamás imaginé que estábamos construyendo un símbolo. Las cosas se dieronpoco a poco. Yo sólo quería aprovechar la inmensa oportunidad que se meabría", dice. Sin embargo, lo que más le enorgullece es haber hecho un buentrabajo, pues asegura que tras décadas del implacable paso del tiempo, su edificación se mantiene sólida, sólo amenazada por el abandono.Con los años, mientras construía nuevos edificios por toda la ciudad, adquirió el hábito de volar. Enamorado de Caracas, cada mañana, dependiendo de si el día se perfilaba soleado o lluvioso, cancelaba compromisos para montarse en suavioneta y sobrevolar la capital por el sólo placer de contemplarla desde el aire. Cientos de horas sobre el valle caraqueño le permitieron capturar casiocho mil fotografías que hoy resguarda como un tesoro personal."Amo volar, aunque ya no lo hago con frecuencia. Es que desde arriba ves la ciudad como una maqueta", dice. En seguida cambia el tema y se refiere a su preocupación de que se concrete la propuesta de sustituir el aeropuerto La Carlota por una zona residencial."Sería terrible, pues ésa es la única pista de aterrizaje que nos permite entrar o salir de la ciudad en caso de emergencia. Los helicópteros son útiles, y pueden aterrizar en cualquier parte, pero en una contingencia mayor se recurre a los avionesHércules, y ellos necesitan obligatoriamente una pista", alerta.Actualmente, Tomás Sanabria se dedica a la investigación, pues cree que es ésa la etapa que debe asumir en este momento. Por amor a la capital ha realizado más de treinta tesis sobre ella, las cuales quedarán como un legado a la nueva generación. A sus 85 años, vislumbra el mañana con gran optimismo. "El futuro de Caracas es extraordinario. Yo la veo y me inspiro", hace una pausa, respira, y agrega: "¡Cuánto me alegro por mi ciudad!".

Asistente de fotografía: Anita Carli

Entrevista realizada a Tomás Sanabria en septiembre de 2007 por el Universal. Paza Sus restos y Gloria por Siempre a quien dejó la huella del Progreso en nuestra Ciudad...

Texto e imágenes facilitadas por la gran amiga: María F. Sigilo.

Imágenes:1ª El Hotel Humbolt en la cima del cerro El Àvila. 2ª El arquitecto Sanabria en 1956 junto a Perez Jimenez inaugurando el Hotel Humbolt. 3ª El arquitecto en el 2007.

sábado, marzo 28, 2009

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre el personalismo político venezolano

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en
El Universal.
¿Personalismos buenos y personalismos malos?
No existe comprensión alguna que oculte el daño causado por el personalismo a la colectividad
La pregunta sólo puede tener sentido en sociedades como la venezolana, en cuyo seno floreció, con numeroso auditorio, una teoría empeñada en bendecir a un César salvador. La fama de los manejadores de la teoría y el tiempo durante el cual repitieron su mensaje desde una dorada cúpula, contribuyeron en la formación de una sensibilidad capaz de congeniar con la existencia de un personalismo regenerador y de echarse con confianza en sus brazos, sin imaginar que en la unción de un Mesías republicano se ocultaba la descalificación de sus adoradores. De lo contrario, carecería de sentido una reflexión sobre un fenómeno desterrado de la mayoría de las sociedades del continente, con dolorosas excepciones como la de Cuba todavía arrodillada a los pies de un anciano anacrónico e inclemente.
La teoría miró hacia el pasado para encontrar sustento en el desfile de los mandones del siglo XIX, pero con la pretensión de explicarlos. Sus voceros no se atrevieron a criticarlos de veras, debido a que un argumento orientado a la legitimación de la más evidente de sus encarnaciones no podía darse el lujo de arremeter contra los antecesores. Tejieron una ciencia de las comprensiones y las disculpas, haciendo de la vista gorda frente al horror que significaron los personalismos hasta cuando comenzaron ellos a cantar las letanías del dictador de turno. En consecuencia, no cupieron en sus páginas las violencias de José Tadeo Monagas contra la Constitución, llevadas hasta el extremo de entregar la sucesión presidencial a su hermano para remplazarlo él mismo más tarde, mientras sucedían escandalosos casos de corrupción, prisiones sin cuento, ataques desmedidos contra los partidos políticos y contra la libertad de prensa. Tampoco la vanidad enfermiza de Guzmán, rey de la egolatría y del saqueo del erario durante tres décadas, vocero de un desprecio olímpico del pueblo y de sus representantes. Mucho menos la ignorancia de Crespo rodeado de una vergonzosa corte de los milagros y bañado en el mar de sangre que protegía su trono. Ni siquiera una línea sobre Cipriano Castro, mezcla de paladín y saltimbanqui en cuyas manos se perdió la poca decencia y la poca coherencia de los orígenes republicanos. Había que explicarlos, según los sabios del positivismo, se debían examinar "científicamente" sus conexiones con la masa y las cualidades que aprovecharon para manipular a las instituciones, dejando de lado el repertorio de sus vicios, de sus elocuentes limitaciones como mandatarios, de sus manos sucias de robar y de matar.
Todo para refugiarse en el regazo de Gómez. Luego de mirar con sospechosa profesionalidad a los antecedentes, proclaman la aparición del "hombre fuerte y bueno", del "gendarme necesario", del César democrático" que asciende a la cumbre por mandato de las leyes de la sociedad y por las taras congénitas de un pueblo que lo esperaba para que lo iluminara con su linterna, para que le permitiera acceder a una etapa superior del proceso histórico. Los supuestos científicos del gomecismo pontifican durante más de treinta años sobre los portentos de la bestia política ante la que se rinden, sin mirar hacia sus partes oscuras, disimulando el cúmulo de sus miserias, como hicieron con los hombres de presa y con los sujetos mediocres que lo precedieron. Probablemente ninguno de los personalismos de Venezuela se parangone con el de Gómez en materia de crueldad y depredación, de indiferencia y estulticia, pero no faltan en el país de nuestros días sus adoradores, los contadores de sus cuentos y los celebradores de sus anécdotas. Gracias a tales conductas se puede calcular el daño que una teoría como la de los positivistas del siglo XX les hace a sus destinatarios, partiendo de una apreciación tendenciosa y unilateral de un asunto como el personalismo, tan importante para la sociedad.
En realidad, no existe la alternativa de una comprensión que oculte el daño causado por el personalismo a la colectividad. En especial si consideramos que la cuenta no termina con Gómez. Se prolonga en el opaco tránsito de Pérez Jiménez y en la hegemonía del mandón de la actualidad, a la cual no le han faltado maquilladores como los del Benemérito. No con tantas letras ni talentos, pero con parecido empeño. En ellos continúa una historia lamentable que ha tenido contrincantes de sobra y los encuentra ahora en una sociedad curada de espantos, aunque no lo suficiente como para considerar a la mandonería que hoy padecemos como una abominación que nos conecta con los peores tiempos del antirrepublicanismo antiguo. Se supone que estos tiempos son mejores, en comparación con los de Monagas, Guzmán, Crespo, Castro, Gómez y Pérez Jiménez, pero tenemos que probarlo cuando haya ocasión. eliaspinoitu@hotmail.com

martes, marzo 24, 2009

Nos visitan desde un lugar recóndito

No puedo negar que me encanta ver de dónde nos visitan, que desde los lugares más extraños se interesan por la historia de Venezuela. Hoy me he impresionado que visiten el blog desde una isla en medio del océano Índico (a más de 3000 km de cualquier continente) en la cual no vive nadie (salvo científicos en una estación, y la fauna), nos referimos a la Île Saint-Paul (de 8,4 km2). Nos encantaría escuchar las historias de esta isla, y de su interés por Venezuela. Abajo podemos ver a uno de los visitantes del blog en la isla Sain Paul (¿será que "Happy feet" le dio curiosidad por Venezuela?). Le escribiremos en fracés a ver si nos responde, todo gracias al traductor de google.
Je ne peux pas nier que je l'amour pour voir où nous avons visité, dont les plus intéressés dans l'étrange histoire du Venezuela. Aujourd'hui, je suis impressionné de visiter le blog d'une île dans l'océan Indien (plus de 3000 km de tout continent) où personne ne vit (sauf dans une science, et de la faune sauvage), nous nous référons à l'Île Saint - -Paul (8,4 km2). Nous serions ravis d'entendre des histoires de cette île, et ses intérêts au Venezuela. Ci-dessous nous pouvons voir l'un des visiteurs du blog, à Saint Paul Island (est-ce que "Happy Feet" a donné sa curiosité sur le Venezuela?).

domingo, marzo 15, 2009

¿Existe la derecha en Venezuela?

Carlos Balladares Castillo

No conozco en Venezuela a una persona que se atreva a decir que es de derecha, pero seguramente hay más de uno que posee dicha ideología sin saberlo. La derecha en nuestro país es el pensamiento más escurridizo que puede existir, porque la izquierda logró imponer el mito de que no hay cosa peor que pensar algo diferente al socialismo o la socialdemocracia.

No creo en el argumento de la no existencia de la clasificación izquierda-derecha, o que la misma responde a un lenguaje europeo. Acá hay mucho político e intelectual que le encanta llamarse de izquierda, y quizás muchos de derecha que no quieren “salir del closet”. El problema con la clasificación, es que la derecha, a diferencia de la izquierda, comprende dos doctrinas opuestas: el conservadurismo y el liberalismo. A pesar de ello, podemos atrevernos a identificar algunos aspectos en común: la preocupación por el orden, una relativa aversión al Estado (en especial en los liberales), y una visión de la sociedad que parte más de las diferencias entre las personas que de la igualdad.

¿Quiénes son los derechistas en Venezuela? Si nos referimos a los liberales, encontraremos poca cosa; en cambio, si existe un grupo de personas que podemos clasificar como una “derecha conservadora” con ciertas pinceladas de liberalismo. Son los nostálgicos del gomecismo y el postogomecismo en un sentido muy amplio; los que sostienen algunos aspectos del discurso positivista. Esta es la verdadera derecha venezolana al ser la más “popular”, por referimos a el número de seguidores; aunque el problema es que la misma está lejos históricamente, y sus representantes tendieron a diluirse en sus antiguos enemigos: adecos y copeyanos. La referencia más cercana es el pérezjimenismo; y todos conocemos a una persona que alaba constantemente la obra y acción de dicho gobierno.

La derecha en Venezuela sería entonces aquellos que anhelan una dictadura militar (“pérezjimenismo”) o una democracia tutelada por notables ("medinismo", “uslarismo”), que tenga como valores el orden y el progreso “moral” y material; aunque poco a poco, ante la experiencia del proyecto “socialchavista”, está naciendo un proyecto alternativo de tipo liberal que parece no tener miedo en decir que sus valores son: la democracia y los derechos humanos, el mercado y el capitalismo, la libertad individual y económica… ¿será esta última la nueva derecha en Venezuela?.

miércoles, marzo 11, 2009

Nace la colección 'América latina en la Historia Contemporánea' formada por 95 libros y 425 especialistas

MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS

La Fundación MAPFRE y el Grupo Santillana coeditarán la colección 'América latina en la Historia Contemporánea bajo el sello Taurus. Esta colección nace con el objetivo de ofrecer una visión sintética y rigurosa de los principales acontecimientos y procesos históricos de cada uno de los diferentes países iberoamericanos, desde su nacimiento como naciones independientes hasta hoy.

Casi un centenar de libros, que se editarán en los próximos tres años, conformarán este ambicioso proyecto coordinado por más de cuatrocientos colaboradores repartidos entre veinte países. Como una segunda lectura paralela al discurso historiográfico, una exposición fotográfica recorrerá las principales capitales de América Latina, Europa y Estados Unidos.

Ir más allá de la historia local o nacional y descubrir o poner en valor los aspectos comunes de los diferentes países iberoamericanos es el objetivo de esta colección editorial.

Entre los directores de la colección figuran: Jorge Gelman (Argentina) - ; Lili Swarchz (Brasil); Joaquín Fermandois (Chile); Eduardo Posada Carbó (Colombia); Jordi Canal (España); Alicia Hernández (México); Carlos Contreras (Perú).

El análisis de este amplio y decisivo período en cada una de estas naciones se realizará en torno dos criterios que aporten, en conjunto, una nueva perspectiva reflexiva y divulgativa: la división en períodos cronológicos homogéneos y el seguimiento de un esquema común a la hora de abordar cada uno de los períodos/volúmenes.

PRIMERA FASE

América Latina en la Historia Contemporánea comenzará, en una primera fase, por los grandes países del continente: México, Colombia, Venezuela, Perú, Brasil, Argentina y Chile, más España, Portugal y Estados Unidos, y una última serie con las primeras obras de los Recorridos temáticos. En total se publicarán en torno a 50 libros, organizados en diez series. En la segunda fase, que concierne a los restantes países americanos y algunos europeos, se publicarán otros 50 libros más.

La colección estará dirigida en cada uno de los países por un prestigioso historiador, que se hará cargo de seleccionar y coordinar el trabajo de los especialistas que participen en cada volumen.

domingo, marzo 08, 2009

El primer gobierno de Rafael Caldera (1969-1974) (y II)

Autor: Carlos Balladares Castillo.
En lo que respecta a su segunda meta: la promoción del hombre (mejoramiento de la calidad de vida, fortalecimiento de las sociedades intermedias y el pluralismo ideológico); podemos enumerar la que considero una de las mayores obras del gobierno de Caldera: sus logros en calidad de vida y educación (CALDERA, R.; 1975):

a) Construcción de viviendas: aproximadamente 100 mil por año en todo el país, un número que si no me equivoco nunca se logró ni antes ni después de este período, entre ellos se debe nombrar el conjunto “Parque Central” en Caracas. No se puede olvidar el establecimiento de la “zona protectora de Caracas”, y la construcción del Poliedro);
b) Vialidad: más de siete mil kilómetros de carreteras y se pavimentaron más de 5300, 63 avenidas y autopistas (destacan en Caracas los famosos distribuidores: “ciempiés”, “araña”, Baralt, Mohedano, Boyacá; las autopista a Prados del Este-La Trinidad, el tramo La Araña-Antímano, La Cota Mil, y el segundo piso paralelo a Bello Monte, se inicia la planificación del proyecto del Metro de Caracas, entre otros);
c) Servicios públicos: se aumentó la producción eléctrica y su consumo (gracias a la construcción del complejo hidroeléctrico José Antonio Párez (Mérida y Barinas), y la tercera unidad generadora del Guri); más de 12 nuevos hospitales (entre ellos debemos nombrar en Caracas: el “Pérez Carreño”); mayor acceso al servicio de agua);
d) Educación: se construyeron 2910 nuevas escuelas, 647 canchas deportivas, el número de universidades se triplicó; la matriculá escolar primaria se aumentó en un 21%, la educación diversificada en un 57%. De 3 especialidades en el bachillerato se pasó a 35. Se triplicó el presupuesto de las universidades (CARTAY RAMÍREZ, G.; 1978; 342). En relación a la educación el historiador Diego Bautista Urbaneja señala: “Durante el período del presidente Caldera fueron fundadas 28 instituciones públicas y privadas de nivel universitario que se agregaron a las 9 hasta entonces existentes, dándole una considerable expansión al sistema educativo superior mientras que dejaban de funcionar las escuelas técnicas, en virtud de la creación de un Ciclo Diversificado en diferentes especialidades técnicas en el bachillerato” (2000);
e) Fortalecimiento de las sociedades intermedias: se legalizaron una confederación de trabajadores, 26 federaciones y 1221 sindicatos. Se promulgaron las Leyes de Carrera Administrativa y el Reglamento de la Ley del Trabajo;
f) La política internacional: incremento de las relaciones diplomáticas (de 41 embajadores se pasó a 71); se reanudaron las relaciones con Cuba; desarrolló una política nacionalista en relación a los Estados Unidos al denunciar el Tratado de Reciprocidad Comercial con esta nación lo cual llevó a su reforma logrando mayores beneficios para Venezuela.

En la meta del el desarrollo económico y social (diversificación de la economía), Diego Bautista Urbaneja señala: “El gobierno de Caldera se orientó a (…) la diversificación económica, aumento de las exportaciones no tradicionales, ampliación del mercado interregional, mayor equidad distributiva, disminución de la vulnerabilidad alimenticia. Lo hizo así, dentro de una misma idea de Estado interventor, empresario y asistencialista, con variaciones en las políticas económicas específicas (…). Los resultados obtenidos en esos campos fueron evaluados en un informe elaborado en 1974 por el Banco Interamericano de Desarrollo, donde se presentó una visión favorable” (2000). Podemos señalar los siguientes logros:

a) En la política de avance hacia la nacionalización petrolera: nacionalizó el gas, inició el proceso de reversión a la nación de los bienes de las compañías petroleras, se nacionalizó el mercado interno de los productos derivados del petróleo; se construyó la petroquímica del Tablazo;
b) Se creó la política de regionalización para racionalizar los procesos de desarrollo y producción;
c) Se continúo con la política de reforma agraria y se impulsó la producción agrícola;
d) Se aumentó la producción de acero y aluminio;
e) La industria manufacturera creció en un 43,5%, aumentando así la diversificación económica y disminuyendo la dependencia del petróleo;
f) Se incorporó el país al Pacto Andino;
g) Se creó el Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional.

Al terminar su período, su adversario Carlos Andrés Pérez señaló: “hoy me entrega (el gobierno) con sus manos limpias el ilustre venezolano Rafael Caldera”…y yo repito: “con sus manos limpias”.


Imágenes: 1°: segundo piso de la autopista Francisco Fajardo a la altura de Bello Monte (1970); 2°: construcción del complejo urbanístico "Parque Central" (1970). Fotos del libro: 5 años de cambio. Pacificación y desarrollo en el gobierno de Rafael Caldera

Bibliografía:

BALLADARES, Carlos (2008). “El puntofijismo, (Pacto de Punto Fijo, 31 de octubre de 1958) como proyecto de país”.(Mimeo).

BAUTISTA URBANEJA, Diego (2000). “Caldera, Rafael, gobierno”, en FUNDACIÓN POLAR, Diccionario multimedia de Historia de Venezuela, Caracas (versión en CD ROM).

CALDERA, Rafael (1975). 5 años de cambio. Pacificación y desarrollo en el gobierno de Rafael Caldera, Caracas: Presidencia de la República.

CARTAY RAMÍREZ, Gehard (1978). Caldera y Betancourt. Constructores de la democracia, Caracas: Centauro.

El primer gobierno de Rafael Caldera (1969-1974) (I)

Autor: Carlos Balladares Castillo

No se puede comprender la acción de gobierno de Rafael Caldera sin antes hablar del “puntofijismo”, un proyecto de país formulado por las fuerzas políticas que hicieron realidad el derrocamiento de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez (1953-1958) y la transición y consolidación de la democracia durante sus primeros quince años (tres gobiernos: Rómulo Betancourt: 1959-64, Raul Leoni: 1964-69, y Rafael Caldera: 1969-1974). Se le llama “puntofijismo” por sustentarse en el Pacto de Puntofijo firmado en 1958 y entre las principales partidos democráticos: Acción Democrática, Partido Socialcristiano COPEI y Unión Republicana Democrática; los cuales se comprometieron a darse mutuo apoyo con el fin de conservar la democracia frente a los posibles ataques de los extremismos ideológicos, y especialmente: el hacer realidad un plan de gobierno sustentado en amplias políticas que se concretarían de manera gradual cualquiera sea el partido que ganara las elecciones (en palabras extraídas del propio pacto se puede leer: “Las minuciosas y largas conversaciones han servido para comprometer a las organizaciones unitarias en una política nacional de largo alcance”). Es por ello que se puede concluir que cada una de las diferentes gestiones de gobierno de AD y COPEI, en especial durante los primeros quince años, fueron parte de este gran proyecto. Las grandes políticas se centraban en la redistribución de la riqueza petrolera y el desarrollismo (crecimiento hacia dentro, desarrollo de la industria manufacturera nacional), por medio de la nacionalización petrolera, la masificación de la educación, política de sustitución de importaciones, construcción de obras públicas, pleno empleo, y reforma agraria. El gobierno de Caldera fue fiel a este plan y lo cumplió a cabalidad.

En medio de la megapolìtica puntofijista ¿cuáles fueron las metas particulares del gobierno de Caldera?. La respuesta está en su plan de gobierno y en sus primeros discursos como Presidente, muy especialmente en el de toma de posesión (Oficina Central de Información, 1970, Metas de Venezuela). En ellos señala tres objetivos: Paz política y social, la promoción del hombre (mejoramiento de la calidad de vida, y el fortalecimiento de las sociedades intermedias), y el desarrollo económico y social (diversificación de la economía). A pesar de dar continuidad a las grandes metas del puntofijismo, como ya hemos dicho, no fue un gobierno más; tal como dice el historiador Diego Bautista Urbaneja: “El gobierno de Rafael Caldera trae, en relación con los 2 gobiernos anteriores de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, significativas novedades” (2000); no fue un continuador ni mucho menos un gobierno que no cumplió lo que prometió.

En lo referente a la primera promesa: pacificar el país después de una década turbulenta, signada por el terrorismo y los asesinatos entre venezolanos por causas políticas; era una realidad para 1974. A pesar de la oposición de AD a esta propuesta, se había logrado que las principales fuerzas guerrilleras se desmovilizaran; y los partidos históricos que la respaldaron fueran legalizados (PCV: 1969, MIR: 1973) y e incorporados a la vida civil y política. El gobierno de Caldera dio el primer paso para que los antiguos guerrilleros fueran parte de la vida nacional, acción que permitió que dichas personas nunca, después de la pacificación, fueran segregadas por sus ideas políticas. Así fue como luego las veremos incluso trabajando para el Estado, a la vez que sostenían ideas radicales. La Digepol (policía política), protagonista de numerosos atropellos a los derechos humanos, fue eliminada. Se decretó la amnistía de los líderes guerrilleros (CARTAY RAMÍREZ, G.; 1978; 320-325). Sobre esta la pacificación el historiador Diego Bautista Urbaneja señala: “la decisión de Caldera de ampliar y llevar hasta su término la pacificación es de gran importancia y requirió el despliegue de interesantes formas de «artesanía política», así como grandes dosis de voluntad y continuidad” (2000).
Imagen: Presentación de la obra de Tito Salas "Los Causahabientes" en la sala de Consejo de Ministros de La Casona.

sábado, marzo 07, 2009

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre la opinión pública

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en
El Universal.
Chávez y la opinión pública

No se trata de una guerra entre las virtudes y los vicios, sino de un asunto de opinión pública

Nadie puede saber cómo sería el paraíso terrenal, si depende de las fantasías del mandón. Pero pudiera tratarse de un edén con él en la cúspide actuando como creador del cielo y de la Tierra, de la naturaleza y de los semovientes, con los adanes y las evas de rigor pero sin la serpiente. En su interpretación de la vida no habría lugar para el macabro reptil a quien, según el libro sagrado de los cristianos, correspondió el papel de interferir los mandatos del Padre Celestial mediante el trastorno de la conducta de los mortales, quienes terminaron por salirse del carril para vivir en un desafiante valle de lágrimas. La bíblica alusión no obedece a las ganas de fastidiar al sucedáneo de Dios en el departamento tropical del empíreo, sino a los comentarios que él ha hecho sobre cómo los medios de comunicación han impedido que su popularidad se convierta en una especie de marca olímpica sin rival. Así como se dedicó la serpiente a malponer al venerable anciano de barbas blancas, hasta el punto de engañar a la primera pareja de seres humanos para que viviera en el extravío, ahora brota del averno una legión de periodistas y opinadores con el propósito de repetir la faena del Génesis. En la jauja del socialismo del siglo XXI los medios de comunicación hacen el papel de culebras ponzoñozas cuyo propósito es el engaño de la ciudadanía para que se conviertan en acólitos de la maldad, de acuerdo con la reciente proclamación de quien se niega a que alguien descubra manchas en su impoluta figura. Esas manchas no existen, sino por obra de la prensa y de los canales radioeléctricos, de acuerdo con recientes versículos del sustituto nacional de la divinidad.
El Dios verdadero encontró una solución al alcance de su mano, no en balde contaba con su omnipotencia y con la única oposición de la serpiente: ordenó al arcángel Miguel la expulsión del reptil e hizo unas rectificaciones someras en el plan que tenía para sus criaturas, sin ocuparse de otras interferencias. De allí la continuidad de su presencia en el valle de lágrimas, para fortuna de la humanidad. Sin serafines ni potestades, pero también con mayores problemas para ocultar las máculas, el mandón ha tomado un camino más empinado y azaroso: ha ordenado a sus burócratas la elaboración de un censo de los agentes del pecado, para ver cómo después se ocupa de arrojarlos al infierno, su natural morada, o a la lejanía del limbo, cuando descubra su ubicación. La tarea será ardua porque no se enfrenta a los colmillos de uno solo de esos animales capaces de camuflarse en la vegetación para lanzar sus zarpazos, sino a un inmenso serpentario que sabe cómo hacer su oficio de divulgar la versión que considera adecuada sobre los asuntos de un maltrecho paraíso y del sujeto empeñado en dirigirlo en calidad de monarca. De allí que mejor acude al propio vencedor de Luzbel con la oración que los mayores nos enseñaron, a ver si logra librarse de los monstruos: "!Oh, soberano arcángel! Príncipe de la Corte del Cielo, defendedme. ¡Oh, Capitán valerosísimo de los ejércitos de Dios!, enviad en mi socorro vuestros soldados para que me defiendan de los demonios y no me rinda a sus combates y tentaciones". De lo contrario perderá la cruzada, a menos que perfeccione el tribunal de la Inquisición que ya viene funcionando con sobrados dineros para evitar la propagación de la herejía.
Porque, además de los recursos que tienen para hacer su trabajo y de los valores que los mueven a divulgarlo, esos periodistas y esos opinadores de hoy a quienes compara el mandón con las fuerzas del mal no tratan con Adán y con Eva, sino con individuos que han pintado canas a través de la historia. El primer hombre y la primera mujer apenas estrenaban el derrotero de la humanidad, en tientas propias de quienes debutan en teatro desconocido sin saber de los retos que los esperaban ni de la forma de salir airosos ante sus acometidas, presas fáciles de la manipulación. Sin la inocencia de los iniciadores del género humano, los actuales destinatarios del mensaje de los medios de comunicación no confunden el gato con la liebre. Gracias a la experiencia propia y a la sabiduría de los antecesores, no requieren de la linterna de periodistas y opinadores para acercarse al árbol prohibido y disfrutar el sabor de la manzana con total autonomía y plena tranquilidad de conciencia. Porque no se trata de una guerra entre las virtudes y los vicios, como sugiere la incomodidad de un ídolo patético que reclama la complaciente adquisición de su estampita, sino de un asunto de opinión pública. Y, dejando ya las referencias a la Escritura, seguramente usadas sin pericia, la opinión pública es la brújula de las sociedades contemporáneas. ¿Cómo va a hacer entonces el mandón, sin ser Dios como pretende, para cambiar el norte por el sur? eliaspinoitu@hotmail.com

domingo, marzo 01, 2009

20 aniversario del "Caracazo": los hechos según la historiografía chavista: el testimonio de Chávez

Testimonio de Chávez sobre el 27F.

Las Líneas de Chávez
27F: El Parto Revolucionario

Caracas, 1 Mar. ABN (por Hugo Chávez Frías).- Fue tanto el empeño de Rodríguez Ochoa, el General, que por fin logró sacarme de aquellas profundidades del Cajón de Arauca, allá en las sabanas de Alcornocal, por donde pasa el caño Cubarro entre profundas barrancas, rumbo al Capanaparo. “Ya te me pareces a Lorenzo Barquero”, me había dicho un día cuando me consiguió por allá metido entre los Cuivas y los Yaruros, comandando una patrulla de soldados que más bien parecían guerrilleros. Y fue así como, de un día para otro, y sin que los Generales Alliegro ni Heinz Azpurua ni Peñaloza Zambrano, quienes me la tenían jurada, pudieran evitarlo, llegué al Palacio Blanco de Miraflores, como Mayor Ayudante del Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Corría para entonces el mes de agosto del año 1988 y ya el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 era una extensa red, que tenía más de una década penetrando en profundidad la conciencia y el alma de la juventud militar venezolana; y desde 1982, a partir del juramento del Samán de Güere, mis camaradas de armas me habían reconocido y designado Comandante del Directorio Revolucionario.
De allí en adelante vendrían para mí unos meses tumultuosos, lejos de la tranquilidad de la linda población de Elorza y el heroico llano Apureño. A las pocas semanas me sacaron del país y fui a parar a Guatemala, como producto de las componendas del alto mando militar de entonces. En octubre ya estaba de regreso y la campaña electoral presidencial había entrado en la recta final. “El Gocho” y “El Tigre” eran los principales contendores en aquellos carnavales puntofijistas, donde la izquierda, mayormente atrapada por la pequeña burguesía y su pensamiento reformista, estaba relegada a jugar en el banco y sin la más remota esperanza de salir a coger ni un solo turno al bate. Apenas habían pasado dos o tres semanas de mi retorno al país, cuando ocurrió el hecho aquel, nunca aclarado, de los tanques de guerra que rodearon Carmelitas y llegaron a la esquina de Miraflores.
A pesar de que esa noche estábamos jugando una partida de softbol en el campo de Pagüita, sin embargo fui señalado como uno de los responsables de aquel movimiento de tropas sobre puntos sensibles del gobierno. Por aquellos días ocurrió también la masacre del caño Las Coloradas, por allá en el alto Apure. Así andaban las cosas, pues, en plenos estertores del nefasto gobierno de Jaime Lusinchi, el Presidente que logró “el mejor refinanciamiento del mundo”, el mismo de “la sonrisa más simpática de nuestra era”. Me tocó vivir en el mismo vientre del monstruo esa época y ser testigo cercano de acontecimientos que comenzaron a marcar el fin de una era y el comienzo de otra. Llegó diciembre y Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones presidenciales, para iniciar el llamado “gran viraje” el dos de febrero de 1989.
Necesario es ahora que recordemos el contexto internacional en medio del cual ocurrían esos eventos políticos internos. La Perestroika marcaba la asombrosa ruta del fin de la Unión Soviética y ello constituía un verdadero golpe mortal a casi todas las luchas revolucionarias en el planeta. Se tambaleaba el gobierno Sandinista en Nicaragua como consecuencia del terrorismo y la contrarrevolución planificada, financiada y dirigida por el imperio yanqui; y en nuestra América Latina, con la excepción honrosa de la Cuba revolucionaria y socialista, todos los gobiernos caían arrodillados ante el llamado “consenso de Washington” y sus políticas colonialistas neoliberales impuestas a través del Fondo Monetario Internacional.
Para el momento de iniciarse el gobierno de CAP, habían pasado ya casi seis años del “viernes negro”, Venezuela era un país quebrado y endeudado y además con un pueblo hundiéndose en la pobreza y en la miseria más espantosa. Y sobre tan espeluznante realidad vino a caer, inclemente, la plaga neoliberal y sus políticas de “shock”. Y ocurrió entonces lo que tenía que ocurrir: se desató la tormenta, apenas veinticinco días después de la llamada 'coronación'. Yo lo recuerdo clarito, como si hubiese ocurrido ayer.
Ese domingo 26 de febrero lo habíamos pasado en casa y nosotros, la familia Chávez ­ Colmenares, andábamos de lo más felices, pues por fin, después de quince años de andar juntos, la negra Nancy y yo, ya para entonces con los tres muchachos, Rosita, María y Huguito, habíamos conseguido comprar una modesta casa en San Joaquín de Carabobo, con sendos créditos del IPSFA y de Seguros Horizontes. Apenas nos habíamos mudado unas semanas atrás y era como si comenzase una nueva vida. Claro que siempre supimos que aquella placidez familiar estaría amenazada por futuras tempestades, pues nadie lo dudaba: andábamos sembrando vientos.
Sólo que había una novedad en casa: nuestros hijos tenían lechina y yo me vine por la noche a Caracas ya contagiado y sintiendo los primeros malestares.
El lunes 27 comenzaron las protestas, las que para nada eran extrañas, pues se habían convertido en el pan nuestro de cada día. Cerca de las 4 de la tarde salí del Palacio y me dirigí por la Av. Sucre hacía Flores de Catia para tomar por allí la autopista a Tazón y llegar por Sartenejas, a la Universidad “Simón Bolívar”, mi muy querida y recordada Universidad, donde había comenzado la Maestría de Ciencias Políticas. Se podía percibir en el ambiente algo así como el rumor de un ejército moviéndose sobre el campo de batalla. Yo no lo sabía a esas alturas. Nadie podía saberlo. Pero en esos precisos instantes estaba iniciándose en esta Caracas de tantos aconteceres históricos, desde los lejanos días en que el Cacique Guaicaipuro dirigía magistralmente la resistencia aborigen contra la invasión de la España Imperial, un proceso que estaría destinado a convertirse en vanguardia de un verdadero cambio epocal que hoy, veinte años después, recorre con intensidad creciente toda la tierra Latinoamericana.
Si, realmente fue así. Manejando un modesto carro por la Av. Sucre, con la lechina incubada a través del amor sublime de las hijas y el hijo, casi bebé todavía, aflorando ya con la fiebre aquella enfermedad, el Mayor Hugo Chávez Frías, Ayudante del General Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa y Comandante del Directorio Revolucionario del MBR ­ 200 a la vez, vio con sus propios ojos el parto de los tiempos y de los pueblos: ¡¡El inicio de la Revolución Bolivariana!! Después vino la masacre, el genocidio. Aquel día, al pueblo rebelde le hizo falta su Ejército, sus soldados y sus fusiles. Tres años después, el 4 de Febrero de 1992, al Ejército Bolivariano, a los soldados rebeldes, les faltó su pueblo en la calle. Hoy, veinte años después, aquí estamos juntos pueblo y soldados, construyendo el camino que comenzó entonces, haciendo posible la Venezuela Socialista. Y ahora, después de la gran victoria revolucionaria del pasado 15 de febrero, hemos sellado el nacimiento del tercer ciclo histórico de la Revolución Socialista Bolivariana, que abarcará el periodo 2009-2019. Como dijo Jorge Eliécer Gaitán, te lo digo yo hoy, compatriota venezolana, venezolano que me lees: ¡¡Siempre adelante, nunca atrás; y lo que ha de ser, que sea!!

¿Cómo son las noches caraqueñas en la primera década del siglo XXI?

Transcribimos esta noticia que nos parece un testimonio para la historia.
La noche es del hampa

La inseguridad y la economía han hecho que el caraqueño viva un toque de queda

El centro de la ciudad se convierte en un desierto, sobre todo a partir de las once de la noche, cuando el cierre de la estación de Capitolio acaba con el último vestigio de vida (Eduardo Fuentes)

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La sirena del toque de queda no se escucha pero se cumple en todas partes. Cada zona tiene asignado un horario: en los barrios es la puesta del sol la que anuncia la hora de guardarse; parroquias enteras como San Bernardino, Santa Teresa, San Pedro o Caricuao se convierten en un desierto después de las nueve de la noche; a esa hora ya no hay peatones en los bulevares peatonales; en otros lugares de Caracas es el Metro el anuncia el momento en que deben cesar las actividades. Después de las once de la noche la congestión se torna en fantasma, cada quien se pone a buen resguardo y sólo en los alrededores del San Ignacio y en algunos lugares de Las Mercedes se puede ver movimiento. En la arteria central del oeste de la ciudad, la avenida Sucre, la vida termina a las diez de la noche. Antes, incluso, había negocios 24 horas, pero el último, la arepera La Criollita (que hoy se llama El Campanario), dejó de serlo hace ya diez años. "Es que los robos los tenían a monte", explica Ramón Araque desde la plaza Sucre. Allí, tomando con unos amigos, se queja porque en Catia no hay ningún lugar nocturno decente y porque todo está demasiado caro. Dice que muy pronto se irá a su casa en Nuevo Horizonte. Ya son casi las diez de la noche, y se ha quedado un poco más porque hay un grupo de policías metropolitanos parados en la plaza. "Es que por aquí la inseguridad es grande, y en el módulo ese de Policaracas (en la parte trasera de la plaza) nunca hay nadie". Desde otro módulo policial en la plaza O'Leary, unos funcionarios de Policaracas lo desmienten: "No es posible, en estos módulos siempre tienen que haber dos policías de guardia". Policías o no, también la plaza O'Leary y sus alrededores son un desierto.
Hace ya cuatro meses que el entonces alcalde Freddy Bernal inauguró el café Un Grito en El Silencio y confesó que su sueño era tomarse un café allí a las tres de la mañana. Los sueños sueños son, decía Calderón de la Barca: el café está tan cerrado como todo lo demás, y eso que todavía faltan cinco horas para las tres de la mañana. En la inmensidad de Plaza Caracas unos muchachos juegan a la pelota: "Vivimos en los bloques de El Silencio, y a dónde más vamos a ir", justifica uno de ellos. Algún indigente se refugia mientras tanto en la oscuridad de la plaza Miranda para dormir un poco. Cuando cierre la estación de Capitolio todo lo que queda de vida en la Baralt se extinguirá. Al menos así sucede catorce de los quince días que tiene una quincena. Camino hacia el este, la iluminación de la avenida Bolívar resalta su soledad, y en la Libertador sólo los valientes travestis se atreven a desafiar a la peligrosa noche caraqueña. En la Principal de Las Mercedes todo luce un poco apagado. Pero es jueves, así que quién sabe. José Olmos, encargado de la famosa arepera La Caracas de Antier cuenta que la clientela ha bajado mucho si la comparamos con la de hace diez años, pero que en los últimos tiempos la cosa se ha mantenido más o menos estable, con los jueves mejores que los miércoles pero peores que viernes y sábados. ¿Problemas con los atracos? "No, ninguno". Toca madera.
Algo se mueve en el CSI Pero hace ya muchos años que la Principal de Las Mercedes cedió el testigo como ícono de la vida nocturna caraqueña. Hoy es el Centro San Ignacio el que manda. Sin embargo luce bastante desolado, sobre todo si pensamos que es viernes chiquito. No son aún las once de la noche pero en Evanas hay un solo grupito, igual que en Mandarín. Adentro suena la música pero no hay nadie en la pista de baile. Setai está abierto pero no hay ni un cliente. Unos cuantas personas están en Suka, Chilangos ya cerró y en Taz están recogiendo. Sólo un local está lleno: Whisky Bar. Sin embargo, las palabras del encargado, José Alberto Quintero, no son nada tranquilizadoras: "Desde julio, no sé por qué, el bajón ha sido tremendo, y los dueños han pensado en cerrar". De paso, un transeúnte le echa la culpa a la economía: "Te tomas unos pocos tragos y seguro que pagas más de doscientos, ¿cómo quieren que la gente siga yendo con esos precios?". En El Hatillo tampoco corremos con suerte a la hora de buscar algún tipo de movimiento. El cuidacarros Wuinder Elías Arvelo, ofrece un consejo desde su céntrica plaza: "Olvídense, aquí todo muere temprano. Llevo cinco años aquí y lo puedo decir: cuando de verdad es de noche, aquí sólo quedamos los que vivimos en la calle. Nosotros y el hampa, nadie más".

Javier Brassesco
EL UNIVERSAL